domingo, 16 de enero de 2011

SEXO EN MADRID x01: Bienvenido a la ciudad


Nueva York tiene 8 millones de habitantes. Madrid tiene 6.

Pero hay más similitudes que vicisitudes. A sus calles año tras año se suman miles y miles de personas buscando cumplir su sueño. En el verano del 2009 Madrid tenía cuatro habitantes más.

Madrid está llena de tradiciones y costumbres. La búsqueda de un piso de alquiler es la primera experiencia vital a la que debe hacer frente cualquier madrileño. Es un regalo gratuito por cortesía de la ciudad como demostración de lo rápido y hábil que has de ser entre sus sábanas. Atrás quedan los cafés de Starbucks y la agenda con cuatro citas inmobiliarias. Madrid late rápido y conseguir un buen piso donde asentarse es una continua competición donde todo vale:

Xacobe, como buen informático y freak que demostró ser desde el primer momento, operaba desde casa realizando contínuas búsquedas de última hora vía internet de los principales portales inmobiliarios. Pero a Xacobe siempre le ha gustado manejar dos cosas entre las manos, por ello, en la pestaña de al lado, realizaba contínuas búsquedas en google de los chicos que podría empotrar contra sus futuros inmbuebles.

Lucía, como buena empresaria hacía sus estudios: El piso entraba a valoración siempre que estuviese dentro de la zona A del metro. Descartables aquellos no amueblados, sin ventanas exteriores a la calle o sin lavavajillas. El piso debía de estar a menos de 200 metros de una parada de metro, debía haber 3 buses urbanos cerca y una linea nocturna para las noches de los fines de semana. Se consideraba indispensable la existencia de un centro comercial y de supermercados en sus inmediaciones, las paradas de taxis y, exigencia mía, una cafetería decente.

Juan y yo hacíamos lo que se llama trabajo de campo: dícese de dos personas que caminan por la ciudad reclutando cada inmobiliaria y cartel de "se alquila" a la vista.

Por suerte mi gusto por la fotografía me permitía utilizar el zoom de mi Kodac para visualizar los números de teléfono que cuelgan desde las ventanas de los pisos más altos de la ciudad. En la memoria de mi disco duro datan 623 fotografías de pisos de aquellos días. Las otras 2000 combinaban lo exquisito de la ciudad con los chicos más emblemáticos que ese día me pude encontrar.

Érase un hombre inseparable de su moto y de su iphone. Érase Juan localizando absolutamente todo vía satélite. Érase Juan llevándome por toda la ciudad sobre sus dos ruedas y aplastando cualquier intento de peinado bajo un casco legalmente obligatorio. Érase Juan un hombre complicado, nunca sabías si llegaría a casa con un novio o con un consolador, o, si en el caso, me llevaba a ver un piso o un área de servicio con servicio cruising.

La solución llegó una madrugada. Mientras Xacobe practicaba el onanismo frente a "El cartero siempre llama dos veces y siempre lleva leche" un anuncio tapó la pantalla del Mac de Xacobe. Un par de clinex después llamó a Lucía a las 2.15 a.m. haciéndo que esta diese su visto bueno a las 2.33 a.m y me llamase a las 2.34 a.m. haciéndome pausar mi capítulo preferido de Dawson´s Creek. A las 7.30 a.m. Jhon era el primero frente a la puerta del piso que finalmente sería nuestro.

Cuatro días más tarde cuatro personas dibujaban cuatro firmas constatando oficialmente su nueva residencia.

Madrid tenía entonces 6 millones y cuatro residentes oficiales.

1 comentario:

  1. Buena historia, la "h" despues de la "o" cariño, jajaja

    Nunca te vi esa kodak con tanto zoom...

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