viernes, 26 de marzo de 2010

AVE PHOENIX


Eligió un canción dulce, de latido suave, una canción de intenciones. Una vez hecho se tumbó en la cama y se ofreció sin resistencia a que el sueño le alcanzase. Relajó sus párpados hasta que fueron ganando peso y dejó sus pensamientos a la deriva. La noche le atrapó y le llevó de la mano por lugares que nunca podría recordar.

A las 7.15 la noche se extinguía icinerándose por el horizonte. De su oscuridad emergían cándidos colores soláceos, dibujando un aura amarillenta, anaranjada y violácea que se dejaba ver entre los edificios de la ciudad. La canción sonó a la hora elegida; eztinguiéndose también así el sueño, devolviendo al joven a la vida, introduciendo sus notas en su mente, durmiendo el inconsciente.

Abrió los ojos lentamente y vio su habitación bañada de esos colores dorados de la mañana. Apagó el despertador del móvil llevándose la melodía en los labios al baño. Abrió el grifo de agua caliente y dejó que la sensación del tacto y el contraste de temperaturas le fueran despertando. Él tarareaba la canción mientras cerraba los ojos y se dejaba envolver por telas de agua tibia. Limpio, fresco, dejando el olor a gel y a champú en su piel y en su pelo salió del baño.

Tres naranjas exprimidas, un par de galletas y un café humeante eran deliciosa promesa para afrontar la mañana. El zumo corrió fresco, azucarado y con posos agrios despertando el cuerpo. Llevó el resto a la habitación para seguir envuelto en la luz dorada que entregaba el amanecer y observaba su proceso a sorbos, detrás de la ventana, maravillado por el mundo que nacía fuera.

Un nuevo día es una nueva oportunidad de poder reír y alejar los malos recuerdos. De disfrutar llevando tus ojos y tus pasos donde estos se emocionan. Con esa convicción en la mente Marcos abrió la ventana, dejó que el aire fresco entrase dentro, y así, disfrutó de la adrenalina:

Calzoncillos, vaqueros, camiseta, calcetines, zapatillas, desodorante, pasta de dientes, colonia, gomina, sonrisa en el espejo, último trago de cafeína, bandolera, cazadora y mp3. Puerta, escaleras, puerta y calle: arbustos verdes, olor a rocío, escarcha en los coches, niños con mochilas, plantas con capullos, árboles con brotes verdes.

La primavera empieza.

Y nueva canción en el mp3, ascensor, ticket de metro, gente, periódicos, entrada en el bagón, el placer de encontrar un sitio vacío. Las paradas contadas, el tiempo estimado. Sacar el marcador del libro cuya historia te mantiene en vilo. Avanzar un poco más entre sus páginas. Transbordo, escaleras mecánicas, escaleras estáticas, arriba, abajo, pasillos, puentes y pasadizos de bajo techo. 5 minutos de espera: quizá llegue tarde, pero más tiempo con mi libro, no muere nadie por llegar dos minutos tarde al trabajo, la gente se cabré, pero en verdad... ¿No son una bendición?

De nuevo en medio de una calle, del centro de la ciudad de la capital. La vida pisa fuerte con tanta gente. 15 minutos andando, se lía un cigarrillo, ve a la repostera acomodar los dulces en el escaparate y se promete que un día, cuando cobre, comprará pasteles. Luego pasa frente al piso de amigo que volverá en unos meses, y como olor que se pega, se enzarza con recuerdos cada vez que pasa y ansía que llegue el día que su amigo vuelva para comer con él y llevarle las pastas que esa repostera coloca todos los días delante de él. El puesto de la fruta también atrae su atención: fresas de oferta y "mandarinas muy ricas". Por las mañanas se lo comería todo.

Por fin la calle donde trabaja desde hace una semana, donde pasa 10 horas diarias en prácticas sin remunerar y observando atento sin tocar. Pero está donde quiere, frente al logo de un gran estudio, en la sección que pidió. Son unos meses, enlazar 3 trabajas a veces no resulta fácil pero al término del día... ves cuan lejos te han llevado tus pasos, que tienes un piso precioso, que los mensajes de tus amigos se amontonan, que no te falta dinero, que has aprendido algo nuevo y que hoy vales más que ayer y menos que mañana.

Cuando sale por las puertas del estudio hacia su casa se ve en los reflejos más alto, más elegante, más como su padre pero en una versión atractiva y joven. Respira seguro y satisfecho. Tiene fe en el futuro por que cree que la suerte se busca y se ve en el camino correcto. No necesita música en el mp3, ya la lleva dentro. En el metro el libro vuelve a abrirse, sus páginas se leen más lentas, el metro va más vacío y su traqueteo parece acunarle durante los 40 minutos de viaje. La vuelta a casa es más lenta, reposada, como una infusión después de la comida de un domingo.

Al llegar a casa y dejar su bandolera sobre la cama se tiende sobre la cama y sonríe misteriosamente satisfecho. Verá una peli sabiamente elegida y escribirá sobre ella y sobre sí mismo. Por que escribir le relaja, le motiva, le hace sudar lágrimas y le da respuestas.

Nadie sabe que ayer lloraba por amar después de amar. Sólo él sabía cuan amargos días había pasado abrazado con fuerza al desamor. Sin embargo había renunciado a los recuerdos, al pasado, al chocolate y al helado autocompadecientes. Guardó el fracaso sentimental en una caja aceptando la derrota y la posó en la estantería dejando reposar su historia sin prisas; hasta que un día cambiase de color y el dolor se esfumase quedando sólo el buen aroma a rosas de los buenos momentos, de las sonrisas y los besos.

Había decidido ser un ave fénix. Nacer con el amanecer de cada nuevo día. Elegir la hora del amanecer para despertarse, una canción que le recordase lo que le gusta de esta vida, un libro de esperanza, un trabajo que le llene y una vida ocupada a merced de cada día tener las alas más grandes y las llamas más fuertes para poder hacer siempre frente a cualquier batalla.


"No llores por que terminó
sonríe por que sucedió"
- Gabriel García Marquez -

martes, 23 de marzo de 2010

La vida me enseñó lo que es amar después de amar





Es mirar el humo de este cigarrillo
Es despertarte en mitad de la noche
Es besar otros labios sin sentir
Es una adicción emocional
Es la pérdida de fe
Es un vacío en el corazón
Es un nudo en el estómago
Es una depresión mental
Es sentarse en un banco y mirar el mundo como si no pertenecieses a él
Es ver cómo la vida pierde color, olor, tacto y ambición
Es recordar en blanco y negro
Es sentir más de lo que puedes soportar
Es necesitar escribir
Es llorar por dentro mientras sonríes
Es una lucha contigo mismo
Es la ruptura de promesas
Es beber alcohol cerrando los ojos
Es la pérdida de esperanza, de fe; en uno mismo, en los demás, en lo importante
Es practicar el sexo y sentirte sucio en la ducha
Es vivir sólo en una gran ciudad
Es extrañar
Es tener que decir adiós
Es dolor
Es amor