viernes, 6 de mayo de 2011

Sexo en Madrid _2_ Portada

Sexo en Madrid
2

miércoles, 4 de mayo de 2011

Sexo en Madrid _ 2x04_ Single Paradise


DOS MESES ANTES...

Mi abuela siempre dice que la vida es tan simple y complicada como cocinar.

Y será el amor que le profeso, pero la verdad, es que nadie cocina como ella.

Mi abuela también me habló una vez del amor.

"Cada relación tiene su receta" "No te apresures ni te sientes" "Esfuérzate por las cosas que lo merecen" "Nunca es tarde para volverse a enamorar"

Y nunca renunció. A sus 60 años pidió el divorció a mi abuelo, luchó contra sus fantasmas y a sus 62 encontró el amor, ese amor sano y mutuo tan escaso en tiempos de actualidad. Cuando la gente me pregunta cómo ha encontrado la felicidad a sus años yo sólo respondo una sola cosa: "sabe cocinar".


Algo así ocurrió con Jacobo. Dios le colocó un hombre en su camino y él se volvió creyente. Sin prisas, tranquilo, sin la ambición que exhala impaciencia se puso manos a la obra y decidió cocinar cada día por la felicidad de cada día.

Al otro lado estaba Luis. Luis era de Tenerife, tenía 31 años y trabajaba en la administración de un hospital. Jacobo guardó su existencia con recelo, pero cuando cuatro personas conviven juntas los secretos son difíciles de guardar...

DESAYUNANDO CON JACOBO...
Lucía - ¿Me pasas el azúcar?... oye Jaco... ¿Desde cuando te despides de nadie con un beso?
Jacobo - ¿Qué?
Lucía - Ayer por la noche, sobre las tres acabé de hablar con Sergio por teléfono y tú hablabas con alguien por el móvil, y antes de colgar dijiste: "un beso...".
Jacobo - Era mi hermana

A AMBOS LADOS DE LA PUERTA DEL BAÑO...
Oscar - ¡Jaco te cojo en móvil para enviarle un "what´s up" a Carol!
Jacobo - ¡¡No!!
Oscar - ¿¿Que No??
Jacobo - ¡No! ¡Tío haber si respetas la privacidad de cada uno, mi móvil es mi móvil, si quieres las aplicaciones de un iPhone cómprate uno!!

EN LA HABITACIÓN DE JACOBO...
Juan - Jaco arréglate que salimos en media hora.
Jacobo - Yo paso
Juan - Bueno eh!!... Llevas ya un mes sin salir de fiesta!! O sales de la habitación y te vienes con nosotros o te saco internet.
Jacobo - ...que no...
Juan - ¡Vengaaaa! ¡Vamoooos! ¡A la ducha!
Jaco - Juan no me apetec...
Juan - Vengaaaaa!!!!!!!

Y me gustaría decir que fue nuestra suspicacia ante estas situaciones la que desmanteló el juego de manos que transcurría bajo la mesa... pero no fue así. Las cosas se revelaron en las condiciones en las que todo adulto comparte sus sentimientos: bajo los efectos del alcohol.

Aquel viernes celebraban en la Sala Heineken la "Single Paradise"; una fiesta a puerta cerrada para los gays solteros más codiciados de la ciudad. Oscar había conseguido librar ese día en Long Play y a cambio de unas copas en su discoteca consiguió 4 entradas para el evento más promocionado de la temporada.

Oscar - Hola, Oscar más tres. Venimos por la lista de Pablo.
Portero - Bien. Mi compañero os sellará la muñeca.
Lucía - Gracias.

Tras sellarnos las muñecas, canjear nuestras tarjetas por copas y dejar los abrigos en el ropero entramos...

Y allí estaba: la "Single Paradise"; la fiesta de de solteros gays más cotizados en el mundo de la noche que ese día estaban más contentos que nunca de no tener anillo. Cientos de chicos de revista perfectamente seleccionados por reservarse el derecho de admisión. Y entre ellos, nosotros: las cuatro notas disonantes de una canción de Bárbara Streisand.

Juan - Dios mío, ¿Alguien puede decirme dónde hemos pasado los últimos años en Madrid?
Oscar - Ocupado casándote y divorciándote cada dos meses.
Lucía - ¿Os acordáis del dicho de que los tíos buenos o están casados o son gays? Pues quien lo dijo lo publicó después de venir aquí. ¡Madre mía, hoy pagaría por ponerme un pene!
Oscar - Ya no vale ni con esas. Hemos llegado a un nivel superior: Para llevarte a casa a uno de estos necesitas un buen coche, un duplex, una visa oro y vestir como Jacobo.
Lucía - ¿Oscar esa no es Alex?
Alex - ¡¡¡Oscar!!!!
Oscar - ¡¡¡Alexxx!!! ¿Qué haces aquí?

Alex era una compañera de la carrera de cine. Su padre dirigía una productora de publicidad y gracias a los contactos de su familia no había un sólo evento social en el que ella no apareciese.

Alex - Mi padre, ya sabes...
Oscar - Ya sé. Oye ¿De donde están sacando todos esas pegatinas?
Alex - De las chicas de allí. ¿No habéis cogido?
Oscar - ¿El qué??
Alex - ¡¡El semáforo!! Si tienes pareja o no quieres que te molesten te pegas el círculo rojo, el amarillo es que no te cierras ni te abres y con el verde das luz verde a todos los solteros de aquí.
Juan - ¿Y tú por que no llevas?
Alex - Está mal visto que las chicas participen en los semáforos de las fiestas gays. Venga vamos, tenéis que poneros una!!

Segura de si misma me cogió la mano y se dirigió hacia ese par de chicas que repartían los grados de libertad cada uno. Lucía cogió orgullosa una pegatina roja, Juan una verde, Oscar optó por el amarillo y Jacobo por la abstención.

Jaco - Yo paso de esas chorradas
Lucía - Venga hombre no seas aguafiestas!!
Lucía - Que no, que paso; me voy a por una copa

Jacobo dejó tras sus espaldas nuestro silencioso juego de miradas, pero ante la falta de respuestas y la abundancia de fiestas optamos por despejar esa ecuación al día siguiente en un pacto de silencio. Pero no hubo que esperar tanto...

Un italiano abrazó a Lucía por detrás, un mensaje sonó en el bolsillo de Juan y Vincent tropezó conmigo.

Alguien dijo una vez que el pasado siempre vuelve y que las desgracias nunca vienen solas... Quien lo dijo también había estado en esa fiesta.

martes, 3 de mayo de 2011

Sexo en Madrid _ 2x03 _ Tienes un email


Dicen que cuando quieres a alguien... lo dices, de lo contrario, la oportunidad pasa.
Dicen que el amor tiene la capacidad de cambiarlo todo.
Dicen... y a veces... es cierto.




4 MESES ANTES...

El XXI nos ha regalado muchas cosas. Más allá de las redes sociales, los libros electrónicos o el wifi en los transportes públicos; la nueva era a afianzado una filosofía que años atrás se tildaba de utópica; y es que hoy por hoy, con un ordenador e internet, lo puedes conseguir practicamente todo: viajar a donde no has soñado, efectuar trámites financieros, realizar videoconferencias, trabajar desde casa, disfrutar de mil formas de ocio, realizar cibersexo, cambiar de identidad, hacer amigos o incluso encontrar el amor.

Quizá por ello en nuestro piso se cambia más de compañía de internet que de ropa; y es que sin internet, no somos nada: Juan tenía un catálogo infinito de juegos y películas con los que cubrir todas sus horas no laborables, Lucía accedía diariamente a por los menos 10 portales de búsqueda de empleo, Oscar se pasaba los días buscando material online para usar en el estudio donde becaba y Jacobo lo usaba llana y simplemente para todo: fanático religioso de la teconología Apple, en las pocas horas del día que no estaba frente a su Mac tiraba de la transferencia de datos que tenía contratada vía iPhone para satisfacer todas sus necesidades. El brasileiro se perdía así entre pestañas y ventanas de navegación y sin quererlo ni saberlo, abría puertas a lo último que buscaba.

Tras dos años de relaciones diplomáticas con Chueca y con el mundo de la noche Jacobo atravesaba una jornada de piernas cerradas sustituyendo su vida social por la ciberrealidad. Nadie sabe cómo ocurrió con exactitud, aunque puedo aseguraros que ocurrió mientras su Spotify reproducía una lista de canciones de manera ininterrumpida y el messenger lo bombardeaba a mensajes cuando un viejo contacto volvió a la vida.

Aquel chico, ese tal Luís que vivía en Canarias y del que no había vuelto a saber nada en más de dos semanas, parecía una buena opción frente a un día falto de quehaceres. Así que a golpe de teclado Jacobo y el chateante en cuestión comenzaron a hablar de nuevo. Mientras al principio la conversación con Luís se mantenía en un plano secundario, con el paso de las frases fue ganando prioridad hasta que sin ser conscientes, ambos se ensamblaron en una ciberconversación de más de seis horas donde los temas e inquietudes fluían como las letras en un ordenador. Y aquello no fue más que el principio.

Como una costumbre que se elabora con descuido, callado y sin hacerlo público, esperaba con ansias el momento de encontrarse cada tarde con ese chico de fuera de la península. Tras la luz verde que se muestra cuando alguien se conecta ambos comenzaban a teclear con prisa, ansiosos de leer respuestas, de hacer gracias, de obtener sonrisas, guiños, compañía, ilusiones... quien sabe.

En un siglo donde quizá la gente se sienta más sola que nunca internet resulta que encuentra aquí su punto de mayor utilidad; la posibilidad de poner en contacto a gente que el destino caprichosamente no hubiese cruzado, la oportunidad de comunicarnos con el mundo y de dejar entrar al mundo en nuestra casa.

Nadie sabe como empezó todo, pero dos desconocidos se cruzaron en la red y al paso de las tardes comenzaron a dejar de serlo. Cada tarde desnudos, el uno frente al otro, cosieron a golpe de palabras el entramado necesario para abrir un nuevo capítulo en la vida de cada uno de ellos, y en consecuencia, de Sexo en Madrid.



lunes, 2 de mayo de 2011

Sexo en Madrid _ 2x02_ Delante de un gato hay un ratón


600.000 personas sufren en Madrid de estrés o ansiedad.


5 DÍAS DESPUÉS. VENTANAL DEL SALÓN.

Jacobo - ¿Cómo lo lleva?

Lucía - Bueno... aunque ya come algo y ayer logramos que perdiese un poco el miedo a estar en la calle aún le asustan muchas cosas. No sé, es como si de repente todo lo viese como una amenaza: cosas tontas como los supermercados, los sitios cerrados, la noche o el metro. No sé Jaco... es subrealista.

Jacobo - Aún no me puedo creer que de un día para otro a alguien le pueda ocurrir algo así.

Lucía - Pues ya ves...

Jaco - ¿Ya se sabe a qué se debe?

Lucía - Hasta la semana que viene no tiene cita con el psiquiatra

Jaco - ¿Y va a estar una semana así?

Lucía - Eso parece... Oye te dejo que ha salido de la ducha, mañana hablamos ¿Ok?



UNA SEMANA DESPUÉS. DESPACHO DEL PSIQUIATRA.


Psiquiatra - Dime Oscar, ¿Qué sientes?

Oscar - ... miedo. Siento miedo

Psiquiatra - ¿Podrías intentar explicarme lo que sientes con más palabras?

Oscar mira la alfombra. Tiene la mandíbula contraída y todos sus músculos luchan inutilmente por contener las lágrimas. Se toma su tiempo, luchando por amainar todas sus emociones y decir lo que siente de una manera ordenada.

Oscar - Me cuesta concentrarme así que...

Psiquiatra - Tranquilo, después de un episodio así es totalmente normal. La concentración y la memoria tienden a fallar.

Oscar - Tengo 24 años. En estos 24 años he sobrevivido a cosas a las que uno nunca debiera tener que sobreponerse. La vida es así, hay personas que tienen que enterrar a sus padres, hay personas de las que abusan sexualmente, hay personas que tienen miedo de llegar a casa y que les den una paliza. Hay cosas que uno no debiera tener que vivir, pero esas cosas pasan, pasan y te sobrepones, lo haces, afrontas los problemas porque quieres un mañana... Yo afronté cada uno de mis problemas y salí de ellos. Salí de ellos porque toda mi vida he querido un futuro lejos del pasado. Y me esforcé, lo hice, luché, luché mucho...

El doctor pone en medio de la mesa un paquete de clinex. No parece ser inusual que la gente llore entre esas cuatro paredes.

Psiquiatra - Tranquilo, aquí puedes decir lo que quieras, llora si lo necesitas, suelta lo que lleves dentro, ¿De acuerdo?

Oscar - Luché para olvidar mil cosas y ahora estoy aquí... ahora estoy aquí, ¿Lo entiende? Ahora mismo estoy hablando con un psiquiatra y es..., .... estoy hablando con un loquero porque de repente, de un día para otro, todo me da miedo, es como si... como si me hubiese vuelto totalmente loco.

Psiquiatra - ¿Porqué dices eso?

Oscar - ¿Porqué? Hace una semana he vivido el peor momento de toda mi vida. ¿Sabe lo que es eso? ... ¿Sabe lo que es perder el control hasta tal punto que no puedes ni pensar, ni respirar, ni andar, ni hablar? ¡Desde hace una semana me da miedo despertarme, me da miedo dormirme, el sonido del tráfico, las noticias, el bus, el metro, hablar, quedarme callado, pensar, sentir, ¡¡Todo!! ¡¡Todo me da miedo, mi corazón se desboca ante la cosa más mínima del mundo!! Y cuando no estoy al borde de un ataque cardíaco estoy tan drogado por esas pastillas que no puedo ni razonar.

El psiquiatra escribe sin parar en su cuaderno, inmune a toda emoción, ajeno a la realidad de la persona que tiene enfrente. Cuando el boli se frena su vista recorre brevemente todo lo escrito y se prepara para hablar.

Psiquiatra - Oscar no estás loco. Hace una semana tuviste un ataque de pánico que te ha dejado la secuela de una ansiedad generalizada. Lo que te ocurre es lo mismo que le ocurre a un ratón frente a un gato

Oscar - ¿Perdón?

Psiquiatra - Cuando pones a un ratón frente a un gato el ratón empieza a poner nervioso y reacciona por un sólo impulso: escapar. Por ello respira muchas veces en poco tiempo; para llevar oxígeno a todo el cuerpo, sus pupilas de dilatan, su cuerpo se pone rígido, preparándose para huir, la sangre va a las articulaciones, por eso hormiguean pies y manos, y el cuerpo centra sus esfuerzos en ello, por eso la memoria o la concentración fallan. Tu cuerpo y tu mente están sintiendo que tienes un gato detrás. En lo que tenemos que trabajar es en matar a ese gato.



2 DÍAS DESPUÉS. AEROPUERTO DE MADRID

Lucía - ¿Recuerdas nuestro verano en Valencia?

Oscar - Si

Lucía - ¿Recuerdas las tardes tomando el sol con caipiriñas y mirando los chicos en bañador? ¿Recuerdas lo feliz que éramos? ¿Lo recuerdas? Pues te prometo, TE PROMETO, que volveremos a Valencia, iremos a nuestra playa, nos sentaremos a ver los chicos en bañador, pediremos dos caipiriñas y volverás a sentirte feliz.

Oscar - ¿Me lo prometes?

Lucía - Te lo prometo.

Los brazos abrazaban el cuerpo, los ojos cerrados, los te quieros a susurros, las manos apretándose con fuerza a la piel, las voces quebradas, los ojos llorosos. Cuando ambos sienten que están preparados para separarse aflojan, poco a poco, y se miran, se ríen, se sonríen, se quieren, se lo dicen.

Lucía - Hablamos, todos los días ¿De acuerdo? Todos los días.

Juan - Chicos, poneros ahí para una foto



Y así fue. Lucía volvió a Castellón y Oscar se quedó en Madrid con Juan y Jacobo. Durante los siguientes tres meses hablarían todos los días, y tiempo más tarde ambos estarían en una playa en Valencia, viendo a los chicos en bañador, sin caipiriñas... pero felices.


domingo, 1 de mayo de 2011

Sexo en Madrid _ 2x01_ Tengo algo que contarte

La vida es como una serie. Vivimos capítulos, atravesamos temporadas. Podemos pasar meses sin que nada ocurra y en un día puede ocurrir de todo.


4 Meses después. Hospital Gregorio Marañón.

Un pasillo blanco con luces blancas envuelven un silencio sólo roto por el frío sonido de su taconeo. Lucía corre todo lo rápido que puede. Al doblar la esquina se encuentra con Juan frente a la puerta del Box de Urgencias. Tiene mala cara y está visiblemente asustado. Lucía decide respirar, respirar por ambos. En cuanto Juan la ve ambos corren a abrazarse.

Juan - Me alegro de verte. Estás preciosa.

Lucía le sonríe.

Lucía - ...¿Qué ha pasado?

Juan - No lo sé Lu... yo estaba en casa y él también, yo..., yo salí de la habitación a la cocina..., él estaba hablando con su hermana y cuando crucé por él salón estaba allí y... y no sé... no sabía que hacer...

A Juan le costaba hablar, parecía estar en estado de shock. Lucía agarra sus manos y lo mira a los ojos.

Juan - Él respiraba sin parar, como si se ahogase, estaba con una mano en el suelo... respiraba rápido y creía que se ahogaba... estaba pálido, apenas podía hablar y... yo no conseguía que respirase así que llamé a una ambulancia. Hace ya dos horas que está ahí dentro y no me dejan pasar. Él estaba nervioso, no quería estar sólo pero no puedo pasar...

Lucía - Hey... está bien... tranquilo... está bien... - Lucía lo abraza de nuevo - ¿Han dicho algo los médicos?

Juan - Dicen que fue un ataque de ansiedad

Lucía - ¿Un ataque de ansiedad?

Juan - No lo sé. Yo de estas cosas no entiendo; él parecía estar bien y de repente... no lo sé... sólo sé que le han dado tranquilizantes y hasta que esté estable prefieren que nadie entre. No he podido verlo.

Lucía - Está bien, no te preocupes ¿Ok? Estate tranquilo.

Juan - Sí... estoy bien.

Lucía - Vale

Juan- ... ¿Y tus maletas?

Lucía - Las tiene Sergio.

Juan - ¿Sergio está aquí?

Lucía - Sí, está en la cafetería. No me dejaban pasar con ellas así que se quedó en la cafetería esperando. Voy a llamarle, estate tranquilo ¿Vale?

Lucía saca su móvil del bolso y nerviosa intenta llamar a Sergio.

Doctora - Señora, lo siento pero no se pueden usar móviles en Urgencias.

Lucía - Ah... lo siento. Saldré fuera.

Doctora - ¿Es usted familiar de Oscar Lojo?

Lucía - Sí, nosotros dos. Él... ¿Está bien??

Doctora - Está estable, podéis pasar a verlo de uno en uno, pero no lo alteréis: intentad que esté lo más calmado posible ¿De acuerdo? Le hemos administrado Diazepam así que no os asustéis si lo encontráis aturdido.

Juan - Doctora

Doctora - ¿Sí?

Juan - ¿Podemos hacer algo?... Me refiero... ¿Tiene alguna clase de secuela o algo?

Doctora - Hoy en día los ataques de pánico son muy comunes, sin embargo debemos derivarlo a psiquiatría para que le hagan una evaluación psicológica y determinen si sería, o no, necesario que siguiese algún tipo de terapia o tratamiento farmacológico. Lo único que pueden hacer es estar a su lado... los próximos días le resultarán difíciles. Los veré luego para darle el alta.

Ambos observan cómo la doctora se aleja. Ninguno se hubiese imaginado en una situación semejante un par de meses atrás. Lucía decide reaccionar por ambos.

Lucía - Escucha, vete a la cafetería, habla con Sergio, tranquilízate, tómate algo, y cuando estés algo mejor vente ¿De acuerdo? Si Oscar te ve así aún se va a asustar. Estate tranquilo, yo voy dentro.

Juan asiente y se queda observando como Lucía pide indicaciones a una enfermera y entra en la sala de boxes. Sigue la dirección del dedo de la enfermera y se dirige a uno de los cubículos con las cortinas medio echadas.

Ahí estaba, inmóvil sobre una camilla cubierta con ese papel blanco y arrugado. Su rostro estaba pálido, le habían sacado la camiseta y en brazo le habían colocado una vía. Sus ojos estaban entrecerrados mirando ausente la nada.

Lucía - Peque...

Lucía se acerca a la camilla y lo coge de la mano. Oscar reconoce su voz, gira la cabeza y la mira. Sonríe, sonríe de verdad.

Oscar - Te has cortado el pelo

Lucía - ¿Te gusta?

Oscar - Estás preciosa

Ambos se miran, ambos sonríen, ambos unidos de la mano. A veces los segundos de silencio entre dos personas logran cargarse de información. En ese silencio intenso ambos ocultaban el miedo, la intensidad del momento, el cariño, el dolor y toda la mezcla de sentimientos que corrían sin rumbo a través de sus dedos entrelazados.

Oscar - ¿Qué haces aquí?

Habla despacio, entre cansado y ausente, con esfuerzo.

Lucía - Me han dicho que los vestidos de Cibeles estarán rabajados mañana en un showroom cerca de Colón ¿Qué quieres? ¡No me lo podía perder!

Oscar intenta sonreír de nuevo.

Lucía - ...¿Cómo estás?

Oscar - ... confuso.

Lucía se sienta con él en la camilla, lo abraza y mantiene una mano entrelazada con la suya. Siente su respiración, cada vez más lenta, más relajada. De repente te levantas un día, tienes que cuidar a alguien y caes en la cuenta de que crecer es ayudar aún sin saber cómo hacerlo. Oscar se ha dormido, genial, ahora ya puede ser ella misma y llorar.



4 horas más tarde. Salón del piso. 3 tazas de café y un cenicero lleno de colillas.

Lucía - ¿Que tal está?

Juan - Se ha dormido completamente. Dicen los médicos que debiera tardar en despertarse pero que si se despierta y se despeja le pongamos un miligramo de esto bajo la boca.

Sergio coge el bote de pastillas - ¿Qué es?

Lucía lo observa - Tranquimacín, lo toma mi madre desde que murió su padre.

Juan - Oye chicos dormir en mi cama, yo me quedaré en un colchón al lado de Oscar por si despierta. ¿A qué hora os sale el vuelo mañana?

Lucía - Aún no lo hemos comprado. Cuando me llamaste cogimos el primer avión que estaba disponible así que no compramos la vuelta. De todas maneras hemos estado hablando y si no te importa me gustaría quedarme aquí unos días, así puedo estar con Óscar mientras tú estás en el trabajo y Jacobo sigue en Canarias.

Juan - Claro, esta sigue siendo tu casa, pero ¿No tienes entrevistas o algo en Castellón?

Lucía - Nada importante, la crisis está en todos sitios. Oye ¿Qué tal Jacobo?

Juan - Pues en las nubes, últimamente pasa más tiempo fuera de la península que en ella.

Lucía - ¿Así que va en serio?

Juan - Eso parece, con la tontería llevan 4 meses hablando todos los días y hacen uno o dos viajes cada mes para verse.

Lucía - ¿Se llamaba Luis no?

Juan - Luis si

Sergio - Chicos, yo si no os importa me voy para cama que llevo demasiadas horas sin dormir.

Lucía - Vale nene, voy ahora. Oye Jhon... ¿Y tú?... ¿Que tal estás?

Juan - Yo estoy bien. En fin, trabajando que no es poco.

Lucía - ¿Y de Josete?

Juan - Nada, no se nada. Desde que lo dejamos no volvimos a hablar. Jacobo y Oscar aún quedan con él algún fin de semana pero de momento yo prefiero quedarme al margen.

Lucía - Ya... bueno y cuéntame ¿Quien es ese Victor?

Juan - Ya veo que las noticias corren eh!

Lucía - ¿Qué esperabas?

Juan - Nada, de momento nada, paso a paso. Aún acabo de salir de una como para meterme en otra.

Lucía - ¿Y Oscar? ¿Tienes idea de por dónde ha venido todo esto?

Juan - Pues no lo sé. Ya sabes que el contrato en los estudios Solpor se le había acabado, luego te fuiste tú, se comió la historia entera de mi ruptura con Josete, yo empecé con los turnos rotativos, Jacobo con el canario... Luego hace unas semanas nos fuimos a Galicia, en Semana Santa, al principio se fue a casa de sus padres pero ya sabes que allí uno no aguanta vivo más de dos días así que se vino a Coruña y se cruzó con Nacho en la primera noche.

Lucía - Mierda...

Juan - Si. Y repitieron lo de Navidad. Se vieron, hablaron, se abrazaron, lloraron y acabaron durmiendo juntos hasta que nos volvimos

Lucía - ¿Y te dijo algo?

Juan - No, nada, no quiso hablar del tema, ni de su familia ni de Nacho ni de nada. La verdad es que no tenemos tampoco mucho tiempo para coincidir.

Lucía - A veces odio crecer.

Juan - Ya te digo.... Oye ve a acostarte anda que si no mañana vamos a estar todos para el arrastre.

Lucía - Si, tienes razón. ¿Te recojo esto?

Juan - Que va, déjalo, mañana ya lo recojo yo.

Lucía - Oye

Juan - Dime

Lucía - Me alegro de veros de nuevo.

Juan - ¿Eres feliz en Castellón?

Lucía - Mucho

Juan - Entonces yo también me alegro. Mañana hablamos.


El ser humano, nace, crece, se frustra, intenta entenderse, y muere. Nos pasamos la vida queriendo ser adultos para querer volver a ser adolescentes, pero el día en que descubres que tus padres son frágiles, cuando la muerte pasa por tu lado, cuando tienes más cosas que recordar que vivir, cuando la suma de años significa menos salud o más responsabilidades; cuando la inocencia se desvanece y la realidad se muestra... ese día, todo cambia y crecer se vuelve aterrador.


miércoles, 30 de marzo de 2011

Sexo en Madrid _ 2x00 _ Anteriormente...


¿Cuándo???

Hace mucho tiempo erase una vez 4 amigos: Juan, Lucía, Xacobe y yo.

Conocí a Juan en una cita a ciegas preparada por internet. Lo nuestro fue desamor a primera vista y tres citas después ya sabíamos con certeza que nuestra relación sería más vertical que horizontal. Lo que nadie sabía es que un mejor amigo te podía llegar desde la ciber-realidad.

En mi primer día de universidad no hubiese encontrado mi clase de no haberme cruzado con Lucía. Esa morena explosiva con cazadora de cuero sería mi compañera de clase, mi compañera de piso y cuidaría de mis pasos como ese día durante el resto de mi vida.

Conocí a Xacobe siendo el novio de Juan. Me gustaría contar que fue bonito pero lo cierto es que lo descubrí en un baño en lo que a mi me gusta llamar una situación "a cuatro patas" (nota mental: cerrar siempre con cerrojo). Un año después habrían roto, al año siguiente tendrían "sexo libre" y los seis restantes optarían por una relación a cremallera cerrada... casi siempre.


¿Dónde???

En Madrid. Aunque todos nosotros nos conocimos en Galicia y en distintos momentos de nuestras vidas, sería este quinto personaje el que nos uniría en un mismo punto, tiempo y lugar. Así, Madrid y nosotros nos conocimos una tarde de Agosto del 2008. Así, ese día, los cuatro comenzábamos el primer capítulo de nuestras nuevas vidas.


¿Porqué???

Juan a sus 30 años es un hombre pegado a tres cosas: a su Iphone, a su moto y a mi. Trabajaba de Agente de Seguridad en Galicia, cuando supo que me iba a la capital, desapareció durante dos días y volvió con los papeles firmados de su traslado a la oficina central.

Jacobo era de Ourense. Cansado de que allí su apellido fuese "marica" "muerde almohadas" o "torcido", y una vez finalizado un curso de formación superior, decidió que se trasladaría a la capital a estudiar publicidad hasta que su pueblo natal fuese capaz de asumir que alguien se había escapado del armario.

Lucía había estudiado ADE conmigo. Consecuente con su formación se trasladó a la capi para buscar el principio de su proyección profesional. Creo que el día que mandó su primer CV la palabra crisis se estrenaba en los periódicos.

Yo decidí tirar por tierra 4 años de licenciatura empresarial para comenzar con mi verdadero sueño: El mundo audiovisual. Tras una entrevista en el CES mi nombre constaba en las listas de admisión y colgaba mochila de nuevo. Eso y una relación a distancia con mi ligue de ese verano llamado Nacho.


¿Qué???


Si. Venga va, os lo resumo.

En mi primer año en Madrid estaba inmerso en una relación a distancia con Nacho pero al final del verano siguiente decidí que para amar a alguien a quien no se ve ya hay un Dios. El segundo curso empecé a trabajar en una discoteca de Chueca que me hizo "conocer varón" cada noche y cada día, acabé el curso de cine y empecé como becario en los Estudios Solpor. En medio de esta vida concilié un novio/ligue francés llamado Vincent que me duró unas tres semanas y al que le regalé mis primeros cuernos. Sí, Madrid me había cambiado, pero había algo que no logró robarme, el recuerdo de Nacho... así las Navidades nos volvieron a juntar y nuestra relación quedó suspendida en un contigo ni sin ti.

Juan?? En una versión española de novia a la fuga Juan experimentó en Madrid el síndrome de la carencia afectiva. Por ello nunca había buscadores gays suficientes a los que suscribirse, ni páginas pornográficas lo suficientemente completas para relajarse ni chicos lo suficientemente buenos como para llegar a casarse. Por el altar pasaron Carlos, Javi y Josete. Sin embargo nada ni nadie logró sacarle la sensación de estar lejos de casa. Aquello que los gallegos llaman morriña se filtraba por cada poro de su piel. Por ello cada mes cogía su coche y ponía GPS destino Coruña.

Lucía?? Cualquiera que conociese a Lucía en la facultad sabía que el futuro de Lucía no tendría techo. De Lugo a Coruña y de Coruña a Madrid. Una vez envuelta en 6 millones de habitantes dejó su currículum en 6000 empresas, pero la crisis financiera la dejó en un mal trance así que tras 6 meses optó por ganar experiencia y por un sueldo de 600 euros aceptó un puesto de becaria en una sucursal financiera. En la parte cándida de la vida dejó el hábito victoriano y vivió la experiencia del sexo libre bajo la mano de un italiano que dominaba la mejor de las lenguas romanas. Una vez le dio la extradición al italiano se fue a Castellón con Juan para tomarse unas vacaciones y volvió con un prematuro bronceado y una sonrisa en la cara. Se llamaba Sergio y lo que empezó siendo un coqueteo de miradas se convirtió en una marea de llamadas diarias durante semanas y semanas.

Xacobe?? Jacobo, quiero decir, Xacobe, vio en Madrid la oportunidad de rellenar todos sus vacíos existenciales, los agujeros de su alma y sus necesidades vitales, todo junto. Y como Madrid tenía mucho que ofrecer y Xacobe mucho que aceptar, ambos se cogieron de la mano siendo este el principio de una gran amistad. A medio camino se cruzó con un brasileiro de 42 años que aparentaba 32 y vivía como uno de 22. Y como todos queremos aquello que no podemos tener Xacobe eligió como polvo de repetición al único madrileño que antes de ponerse un anillo se hacía un edema. Tras la frase de nos estamos conociendo Xacobe y el "brasi" se quedaron en la primer fase una de cualquier relación: el me caes muy bien pero vístete pronto que después viene otro. Cuando el ego de Xacobe se vio en peligro se sometió a un proceso de desentoxicación haciendo que sus días dejasen de ser jornadas a puertas abiertas para evolucionar a algo mucho mayor.


¿Cómo?

La vida no entiende de semáforos en rojo y en una ciudad de 6 millones de habitantes con todos los semáforos en verde está claro que en un momento o en otro... algún accidente tenía que haber.

lunes, 21 de marzo de 2011

Sexo en Madrid _ Fin de Temporada 1



Sexo en Madrid _ Temporada 1


Sexo en Madrid _ 1x01 _ Bienvenido a la ciudad

Sexo en Madrid _ 1x02 _ El mundo de la noche

Sexo en Madrid _ 1x03 _ Luz verde, luz roja
Sexo en Madrid _ 1x04 _ Cuantos más, mejor
Sexo en Madrid _ 1x05 _ Sexo & Comida
Sexo en Madrid _ 1x06 _ ¿Connecting people?
Sexo en Madrid _ 1x07 _ Lo que fuimos, lo que somos
Sexo en Madrid _ 1x08 _ Long Play
Sexo en Madrid _ 1x09 _ La boda de mi mejor amigo
Sexo en Madrid _ 1x10 _ Feliz Navidad
Sexo en Madrid _ 1x11 _ Que te den...
Sexo en Madrid _ 1x12 _ A sorbos
Sexo en Madrid _ 1x13 _ Dame un respiro
Sexo en Madrid _ 1x14 _ Nos estamos conociendo
Sexo en Madrid _ 1x15 _ Love happens
Sexo en Madrid _ 1x16 _ Felicidades
Sexo en Madrid _ 1x17 _ Cuestión de tamaño
Sexo en Madrid _ 1x18 _ Confianza, cuernos y celos
Sexo en Madrid _ 1x19 _ Volvamos atrás y contemos la verdad
Sexo en Madrid _ 1x20 _ San Valentín
Sexo en Madrid _ 1x21 _ Una noche para olvidar
Sexo en Madrid _ 1x22 _ Decir o no decir
Sexo en Madrid _ 1x23 _ Sé lo que hiciste el último fin de semana
Sexo en Madrid _ 1x24 _ Construyendo capítulos

Sexo en Madrid _ 1x24 _ Construyendo capítulos



La vida a veces nos cambia en cuestión de minutos. Leonardo DiCaprio decía en Titanic: "haz que cada día cuente". Nunca olvidé esa frase.

Las personas más interesantes que conozco consagran su vida al disfrute de los pequeños detalles: fuman, beben vino, ríen a mandíbula batiente y a la hora de comer apagan el telediario y ven un documental de la dos o una película de su gusto. En mi mundo los más cultos son firmes creyentes de que a veces la felicidad es el resultado de mil actos de ignorancia.

Entonces ¿Cuándo y porqué decidimos tomarnos la vida tan en serio?

En Marzo del 2010 yo ya era un madrileño al uso: corría en el metro, leía todos los periódicos gratuitos con sus miles de desgracias ajenas, trabajaba en una productora que ya no me ofrecía lo que necesitaba, había olvidado el placer de escribir oyendo a Sinatra y hacía más de mil días que no se me ocurría hacer el amor con Ray Charles de telonero. Atrás quedaban los días de fotografiarlo todo, pintar o mantener conversaciones por dispersión; olvidado se quedó en el fondo de un cajón el sino de hacer historias bonitas por su proceso, no por su inmediatez. La vida era una consecución de días y horas sin fines muy concretos.

Un medio día comía pizza mientras veía a Carlos Arguiñano disfrutar como un enano haciendo la comida. Una hora preparando un buen guiso sabe mejor que una pizza con doble de queso. ¿Porqué yo nunca hacía guisos?

En ese momento Lucía pasó por el salón hablando por teléfono con Sergio. A lo tonto ya llevaba dos meses cocinando una relación a distancia, con pocas probabilidades de futuro y grandes riesgos. Sin embargo día a día ella construía algo sin pensar en el mañana, a fuego lento, disfrutando de cada llamada, del placer de tener a alguien en su vida que antes no tenía. Y el concepto en sí era una razón más que suficiente.

Juan seguía con Josete. A pesar de los muchos problemas de alcoba que pudiesen tener ninguno tiraba la toalla en busca de algo mejor. Cada discusión parecía hacer que las diferencias, en vez de expandirse, menguasen. Y a más problemas más pasión. Y a más pasión más celos. Y a más celos más problemas y pasión de nuevo. Un círculo eterno y sin sentido del que ninguno quería salir. En otros tiempos hubiese juzgado alegremente que esa clase de amores son insanos, pero en Madrid uno se pierde tanto que ya no es capaz de decir totalitarismos de ese calibre.

Y luego estaba Xacobe. Lejos de lo que habría augurado Xaco no volvió al mundo de la noche y la perversión, dejó de salir todos los fines de semana, dejó el sexo diario de entre semana. ¿Qué le quedaba? Cambió la decoración de la habitación, se compró una planta y dos hamsters rusos, comenzó a hacer sus primeros periplos informáticos de forma autosuficiente y de vez en cuando se colaba en el messenger para perderse en conversaciones con desconocidos que a base de horas y días comenzaban a dejar de serlo.

Vivían, simplemente vivían. Mis tres compañeros de piso, consciente o inconscientemente, comenzaron a poner color en lo cotidiano, rompieron hábitos y comenzaron a construir cada uno las estructuras de las historias en las que se verían inmersos en no mucho tiempo.

Yo decidí arreglar mi pasado para poder disfrutar de mi día a día, sin fantasmas, sin culpas ni resentimientos. Decidí poner música en mi mp3, cocinar al menos una vez a la semana, volver a llevar siempre un libro conmigo y marcar dos números de teléfono.

De nosotros cuatro todos empezábamos sin saberlo un capítulo nuevo en nuestras vidas. A dos les saldría bien, los otros dos fracasarían.

Y es que en la vida el éxito no está asegurado para nadie, pero atreverte a disfrutar de la vida siempre es mejor que estar quieto por temor al movimiento.

Sexo en Madrid _ 1x23 _ Sé lo que hiciste el último fin de semana


ANTERIORMENTE EN SEXO EN MADRID...

Bebí, bebí, bebí.

Oscar - ¿Así que Nacho tiene novio?
Alex - ¡Hola chicos! ¿Qué hacéis?
Joaquí - Oscar se acaba de enterar de que su ex tiene novio


MEDIA HORA DESPUÉS...

Las escaleras parecían bailar al ritmo de la música. Puse una mano en la pared y con su ayuda bajé un escalón. Y luego otro. Y luego otro más.

Nacho tenía novio. ¡Nacho tenía novio! Y yo tenía a un francés al que ni siquiera le había dicho te quiero. Pensé en Nacho, en cómo otros brazos le estarían abrazando en alguna discoteca oscura, en cómo ese capullo estaría robando unos labios que un día fueran mío. Y lo peor de todo, los sentimientos. Nacho no estaba con uno de mis mil chicos de una noche, Nacho tenía a alguien, a una persona estable en su vida, alguien que ocupaba el sitio que un día fue mío. ¿Me había dejado de querer? ¿Y yo? ¿Porqué seguía queriéndolo? ¿Porqué le seguía manteniendo un sitio en mi futuro? Demasiadas preguntas.

Me acerqué a la barra de Alexis.

Alexis - Hola nene ¿No trabajas hoy?
Oscar - Ya terminé mi turno
Alexis - Pues dime ¿Qué te pongo?
Oscar - Un vodka negro
Alexis - ¿Con cocacola?
Oscar - No, sólo.

Un sorbo. Estaba dulce y frío. Perfecto. Ya me sentía mejor. El vaso pronto empezó a sudar por la diferencia de temperatura y yo decidí hacer lo mismo: caliente por fuera y frío por dentro. Bloqueé cualquier pensamiento y corté la cinta de los instintos...

Mil chicos bailaban a mi alrededor. Chicos de camisa, polos, camiseta, tirantes o con el pecho al desnudo. Dejé que el sonido entrase dentro de mi y me mezclé entre la testosterona. Demasiado alto, demasiado femenino, demasiado jipi. Bingo. Trago al canto, me relamo y me acerco.

Oscar - Hola

Intento parecer sobrio, luzco la mejor de mis sonrisas e intento intimidarle

Oscar - ¿Tienes nombre?
X - X
Oscar - Encantado, yo Oscar

Descarado me acerco para darle dos besos. El primero en la mejilla, dejo que sienta mis labios. El segundo más cerca de la comisura de la boca. Al distanciarme busco encontrarme con sus ojos.

Oscar - ¿Has venido sólo?
X- No, he venido con unos amigos
Oscar - Ahm... ¿Y te puedo presentar a alguien?
X- ¿A un chico?

Mierda.

Oscar - Si, ¿Prefieres chicas?
X - No, no, soy gay.

¡Uf...!

Lo tomo de la mano, el la acepta; lo llevo a una esquina de la discoteca y me paro.

Oscar - ¿Seguro que quieres conocerlo?
X - Si claro, ¿Porqué no?
Oscar - Esta bíen...

Me separo, le sonrío y le tiendo la mano de nuevo

Oscar - Encantado, yo soy Oscar.

X se queda perplejo, luego se ríe, yo me tranquilizo y me río con él. Toma mi mano, yo la estrecho y la acerco a mi, él se deja, dejo mi cara cerca de la suya y espero su respuesta. Él se queda mirándome a los ojos, a dos centímetros de mi boca, sonriente, desafiante. Yo no tengo paciencia.

Lo beso, lo beso lento, dulce. Luego más rápido. Sin despegar mis labios dejo una mano agarrando su costado mientra con la otra le acaricio la cabeza... la nuca... la espalda... el culo... buen culo. Él aprende rápido. Repite cada uno de mis movimientos, como si fuesen permisos concedidos. Nos apretamos el uno contra el otro. Ya no recuerdo su nombre y honestamente me da igual. Besa bien, tiene buen culo y va a hacer que las siguientes 3 horas de mi vida mi mente se siente en un banco a dormir mientras mi cuerpo practique cada uno de los pecados carnales.


3 HORAS MÁS TARDE...

Camino sólo hacia casa. No sé donde están los demás, me da igual. Mi mente empieza a reactivarse. Nacho. Maldito Nacho. Querría que lo fuese todo para mi. Nacho debía de ser ÉL hombre, no un hombre más.

No puedo contenerme. Saco el móvil del bolsillo, busco su número. Miro su nombre. Nacho. Me detengo un par de segundos. Vuelvo a andar

Oscar - ¿Nacho?
Nacho - ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Su voz. Sólo oírlo me hace llorar.

Oscar - Sé que no puedo hacerte esta pregunta pero necesito hacerlo
Nacho - ¿Qué pregunta?
Oscar - ¿Estás con alguien?
Nacho - ¿Porqué lo preguntas Oscar?

Ya está. Es un sí. Todo está perdido y soy el colgado del ex que llama a las 6 de la mañana para arrastrarse tras haberle puesto los cuernos a su ex.

Oscar - No consigo olvidarte Nacho

E aquí las lágrimas. Todo se desata. Esta vez no lo paro. Dejo que el dolor fluya; en cierto modo es todo un alivio poder ser honesto conmigo mismo.

Nacho - No estoy con nadie Oscar. Yo te quiero... pero ambos sabemos que no puede ser.
Oscar - Lo sé... te quiero...perdóname.


2 DÍAS DESPUÉS:

Vincent - ¿Y pretendes que después de toda esa historia te perdone?
Oscar - ¿Sí?


MEDIA HORA DESPUÉS

Lucía - ¿Y te perdonó?
Oscar - ¡No!
Xacobe - Te dije que no se lo dijeras...

Sexo en Madrid _ 1x22 _ Decir o no decir


Los seres humanos cometemos errores a diario. La cagamos contínuamente. A veces nuestras meteduras de pata sólo nos afectan a nosotros mismos. Otras veces nuestros errores afectan a los demás. Y para eso nació la mentira. En el Siglo XXI mentir estaba a la orden del día, tanto, que un concepto simple y claro se había convertido en un término lleno de matices. Así, la mentira podía ser de distintos tipos. Estaba la automentira...


Xacobe: ¡Oh por Dios! ¡Eso no es engañar! ¡Los polvos extramaritales del primer mes de relación nunca cuentan!

Oscar - Hemos pasado el mes Xaco

Juan - Y para ti los cuernos no cuentan nunca Xacobe. Da igual que sea en el primer mes que en primer año.

Xacobe - ¡Eso no es verdad!

Lucía - ¡Sí! ¡¡Recuerdo que cuando Juan y tú salíais juntos, al año más o menos tú pusiste los cuernos con un chico!!

Xacobe - Uno: No fueron cuernos, fue un beso. Dos: Estábamos pasando una mala época y así tampoco cuenta.

Oscar - ¿Y si está en el extranjero se considera infidelidad?

Xacobe: ¡¡No!! ¡¡Por Dios no!! ¡¡Tú ni siquiera sabías si iba a volver!! Podrían haberle denegado el pasaporte.

Lucía - Xaco esto no es EEUU.

Juan - ¡He aquí mi ex: Un hombre con una personalidad perfectamente diseñada para exculparse a sí mismo siempre que lo necesite. Para él mentir es siempre relativo, engañar siempre tiene razón de ser y cometer un error, en el caso de admitirlo, siempre está lleno de atenuantes!!

Xacobe - Que te den.


... la mentira piadosa...


Lucía - Cielo, sé que te sientes culpable pero ¿No crees que es mejor que no se lo digas? Piénsalo un momento... si se lo dices vas a hacerle daño, vas a ser ese capullo español que le rompió el corazón. ¿Para qué hacerle sufrir?

Juan - ¡Eso es tan típico de las mujeres! Los hombres somos infieles y lo decimos, las mujeres sacáis la pata fuera y os lo lleváis a la tumba. Así el mundo cree que los hombres siempre somos infieles por naturaleza y en realidad uno de cada cuatro de nosotros tenemos un padre falso.

Lucía - ¡Venga hombre! ¿Eso de dónde lo sacaste? ¿Del Cosmopolitan?

Xacobe - Yo lo leí en el periódico...


...la mentira por omisión...


Juan - Da igual, la cuestión es que no tienes porqué mentirle.

Oscar - ¿Entonces debo decirle la verdad?

Juan - ¡¡No!! ¡Simplemente no le digas nada!

Oscar - ¿Perdón?

Juan - Va a llegar dentro de dos horas y en pleno aeropuerto va a decirte "Hola cariño ¿Me has puesto los cuernos?" ¡No! Pues no se lo digas

Lucía - Por favor Juan... ¡No decir algo es lo mismo que mentir!

Juan - Claro doña "miéntele por no hacerle daño"

Xacobe - ¡Pero que no tiene que mentir! ¡Que no son cuernos!

Oscar - Chicos parad. En serio. Gracias por vuestros consejos y opiniones pero la verdad es que por muy poco tiempo que llevásemos le engañé Xaco; Lu no decírselo haría que estuviese con una persona que realmente no conoce, y honestamente Juan, no sé cuanto tiempo podría ocultar algo así. Cuando le besase, cuando hiciésemos el amor, cuando me diga "te quiero" me sentiría como un impostor. Lo hice. Le puse los cuernos. Pensé que Nacho tenía novio y me volví loco. Está claro que una parte de mi aún quiere a Nacho y quiera o no quiera Vincent merece saberlo. Merece saber que hay alguien de mi pasado que aún está en mi presente y que no lo quería lo suficiente como para dejar todo lo demás a un lado. Lo hice, le puse los cuernos, y no puedo mentirle.

Lucía - Vas a perderlo

Juan - Totalmente

Xacobe - Y por una gilipollez


... y está la verdad.

Mentir puede ser un mundo lleno de posibilidades, sobre una mentira siempre se puede construir otra y otra más. Y mentimos, todos mentimos, mentimos para no hacer daño a terceros, porque creemos que estamos en nuestro derecho de hacerlo, mentimos para protegernos o mentimos por partes para hacernos sentir un poco mejor. La verdad es que la mentira entra en nuestro día a día y forma una parte cotidiana de nuestra vida. Si. Siempre nos quedará la mentira como siempre nos quedará París... pero decir la verdad es un camino recto y sin atajos, y en ese camino... no hay vuelta atrás.

Sexo en Madrid _ 1x21 _ Una noche para olvidar



Madrid tendrá mas de 6 millones de habitantes pero yo sólo hacía uso de los tres amigos que me venían de serie. Dicen que más vale malo conocido que bueno por conocer. Ese fin de semana tuve que discrepar.

Oscar - ¿Oye y Juan dónde está?
Xacobe - Supongo que follando con Josete en la habitación
Oscar - Joder, parecen conejos. ¿Te apetece comer fuera?
Xacobe - Que va tío, tengo que hacer un par de trabajos esta semana y estoy super liao.
Oscar - Si ya venga... y de paso actualizar el bakala ¿no?
Xacobe - Hay que mantenerse en activo pequeño
Oscar - ¿Y Lucía cuando vuelve de Castellón?
Xacobe - El domingo creo
Oscar - ...Genial
Xacobe - ¿Qué pasa? ¿No tienes al francesito luego para hacerte compañía?
Oscar - Pues no. Se fue a Lyon a ver a sus padres
Xacobe - Putada eh?... ¿Y qué vas a hacer todo el fin de semana?
Oscar - No tengo ni idea

Y así es como, un día, sin más, caes en la cuenta de que uno, en una ciudad, debe construirse su pequeño grupo, su pequeña familia, una vida con opciones y posibilidades.

Oscar - ¿Carol?
Carol - ¡Oscar!
Oscar - ¿Oye te hace salir hoy?
Carol - Claro tío. Vamos a ir a Long Play así que si quieres puedes venirte con todos mis amigos. Quedamos siempre en los andamios para beber. ¿Te hace? Además ha vuelto mi mejor amiga, Bea, y así la conoces!!!
Oscar - De puta madre. Pues... ¿Nos llamamos después entonces?
Carol - Si claro. Oye, si quieres llama a Alex para que se una.
Oscar - Ok, ¿Puedo invitar a Estefanía y a Joaquín?
Carol - Claro nen, tu invita a quien quieras, nos vemos esta noche.

Y así empecé a estrechar lazos con Carol, Loka, Javi, Nelson, Torro, Bea, Alex, Estefanía y Joaquín. Todo un nuevo reparto de actores secundarios y no tan secundarios.

Trabajé de relaciones públicas mientras hacía un botellón en la calle con todos ellos y a las 4 de la mañana todos nos fuimos a Long Play. Una vez dentro extrañé a Vincent, y cuando estaba a punto de salir para llamarlo Joaquín apareció en escena con 10 copas de más en el estómago.

Joaquín - Oscar... tío... estoy super pedo
Oscar - Eso no es ninguna novedad Joaqui :) Voy a salir a llamar por teléfono ¿Vale?
Joaquín - ¿Estás bien?
Oscar - Si claro, sólo lo hecho de menos
Joaquín - ¿No es por Nacho?
Oscar - ¿Nacho?... ¿Qué tiene que ver Nacho en todo esto?
Joaquín - Por lo de su novio

Y la música se paró, la gente caminó lento, la respiración se me entrecortó y el alcohol me hizo ver todo borroso.

Oscar - ¿Me das esa copa?
Joaquin - Claro tío, si es de tu invitación

Bebí, bebí, bebí.

Oscar - ¿Así que Nacho tiene novio?
Alex - ¡Hola chicos! ¿Qué hacéis?
Joaquí - Oscar se acaba de enterar de que su ex tiene novio
Alex - ¿Nacho tiene novio?
Carol - ¿Nacho tiene novio?... toma, bebe cielo.
Javi - Oye Oscar ¿Y Vincent?
Carol - Ahora no Javi...
Oscar - Así que Nacho tiene novio
Javi - Toma nen, bebe. A quien le importa Nacho. Vives en Madrid, en la capital, eres RRPPs, puedes tener al chico que quieras, ¡ Tú disfruta! ¡A la mierda los ex!
Oscar - Chicos voy a por una copa, tranquilos, estoy bien ¿vale?

No lo estaba. No estaba bien en absoluto. Las ganas de llorar emergen a veces con fuerza. ¿Queréis un mal consejo? Alcohol.

Me saqué la chaqueta y la camiseta, pedí a los camareros dos chupitos, me los bebí de un golpe, me perdí en la pista de baile, sólo, sin Lucía, sin Juan, sin Xacobe y sin Vincent. Cerré los ojos y lo vi. Nacho acariciando otro cuerpo, besándolo, amándolo, riéndose, construyendo su vida... una vida sin mi. Y dolió, quemó como el whisky deslizándose por mi garganta, y ardí en llamas.

En las rupturas siempre hay alguien que se recupera antes. Y ese... no fui yo.

Media hora después... cometería un error que me pesaría de por vida.




TO BE CONTINUED...

Sexo en Madrid _ 1x20 _ San Valentín


El 14 de Febrero es un día que nunca me había sido indiferente.

Quizá sea mi vena romántica la que me obliga a ansiar una rosa, mi dulce paladar que se deleita gustosamente a golpe de bombones y chocolate. O quizá sea el corazón; el miedo a no encontrarte, y si te encontré, a no haber sabido atarte, amor.

En el 2010 yo estaba dispuesto a pasar otro San Valentín haciendo balance, sin embargo Vincent hizo empaque de su francesismo y aún teniendo una relación de escasos días no paró hasta llevarme a Gran Vía.

Me recibió con un beso tímido en la mejilla. Un beso simple y descuidado para cualquiera, pero no para mí. En esos besos esquivos que muy de vez en cuando se atrevía a dar en público él acercaba su valentía a mi rostro, y yo, en ese segundo, olía su perfume, sentía su piel suave, la carnosidad de sus besos, su tez cálida y la candidez del cariño.

Un día de Febrero puede convertirse en un día extraordinario si caminando por la calle alguien juega a cruzar sus dedos con los tuyos.

- Es aquí - Me dijo. Y haciendo alarde de sus buenas costumbres autóctonas me abrió la puerta y me miró gracioso, sonriente, juguetón, pícaro y en el fondo inocente.

Una rosa y una vela hacía de centro de mesa, impidiéndome besarle cuantas veces quisiera. Lo recuerdo bien, fuimos a cenar a un restaurante italiano de Gran Vía, con buen gusto decorado, buena música de piano, buen servicio, exquisita pizza y con un vino en la carta increíblemente traidor.

A golpe de sorbos y luego de tragos me acomodé a su frente, ampliando mi sonrisa, desafiando a la suya, y más vino y más comentarios calientes e indebidos. Feliz San Valentín Oscar, Feliz San Valentín.

He de admitir que cuando salimos ya era de noche y yo ya estaba ebrio; ebrio de vino y sobrio de besos. Así que a plena calle le abracé y camino al metro no paré hasta conseguir robarle un beso, y luego otro, y otro más. Dulce, increíblemente dulce, dulce como el chocolate, romántico como una rosa.

Quizá sería su belleza, su gracioso acento al hablar español, lo frágil que le hacía su pasado, lo fuerte que le hacía su presente; serían sus ojos o su pelo dorado bajo el sol, o sus labios, sus dulces y suaves labios. Sería su forma de mirarme, con miedo a querer y luego a sufrir. Fuese como fuere en ese momento me di por vencido y me rendí a él.

Y me sentí feliz, feliz de haberle conocido, de tenerle, de que fuese mío, y yo suyo, y ambos nuestros.

Sexo en Madrid _ 1x18 _ Confianza, cuernos y celos


Dicen que los celos son una reacción natural ante el miedo de perder algo que estimas. Para algunos los celos es un sentimiento innato, para otros... desconocido. Sin embargo ¿Cuánto hay de sano en ese sentimiento?

Enfocado desde el punto de vista más entrañable los celos no dejan de ser una muestra de afecto. La demostración de que hay algo que quieres y que no quieres perder, ni compartir, ni sentir lejos. ¿Pero cual es el límite?

Lucía se había envuelto en lo que en occidente denominamos una "relación a distancia". ¿Pero... cuánto puedes confiar en una persona que rompe con su pareja para elegirte a ti? ¿Acaso no puede repetirse esa situación? En un mundo donde ser infiel es algo tan común como comprar el pan y tan fácil como robárselo a un niño... ¿No es imposible no sentirse celoso?

Lucía no era celosa, nunca lo había sido. Para ella mantener una relación a distancia no era arriesgado.

Pero ella era mi mejor amiga, y para mí que mantuviese una relación a distancia sí era algo potencialmente peligroso.

Lucía - Dime una cosa... si viviésemos en la misma ciudad... y más en una ciudad de más de 6 millones de habitantes... ¿Crees que no podría acostarse con quien quisiese, cuando quisiese y cuantas veces le apeteciese? ¡Y yo nunca me enteraría! Ayer mismo tuvimos esa conversación y llegamos a la misma conclusión... ¿Qué sentido tendría mantener una relación a distancia si lo que quieres es tener sexo con otras personas? Si él o yo conociésemos a otra persona ¿Para qué seguiríamos juntos? ¿Para hacernos daño? ¿Para ser infelices tanto uno como el otro? Yo en ese sentido lo tengo claro, si en algún momento quiero a otro chico será la demostración de que lo que tengo no me llena, entonces lo dejaría y Sergio tendría que entenderlo, porque esas cosas pasan, nadie es culpable de enamorarse o de querer tener sexo con otra persona. Y pensar en si él me estaría poniéndome los cuernos no sirve para nada cielo, ¿Para qué? ¿Para rallarse y no disfrutar de lo que tienes por el miedo a lo que un día podría pensar? Que llegue lo que tenga que llegar, pero mientras... disfrutemos ¿No? ¿Eh..?

Y me sonrió. Así es Lucía, una especie evolucionada de la sociedad con la sonrisa más tierna del mundo. Así que me tranquilicé y dejé que cogiese de nuevo el teléfono y disfrutase de ese aparejador de Castellón llamado Sergio.

Xacobe había conseguido poner fin a su duelo de ruptura con el brasileiro. Pasadas las etapas de negación, depresión y puterío llegó por fin a la última base: el equilibrio. Y curiosamente, fue entonces, cuando Xacobe había rehecho su vida, cuando el brasileiro empezó a sentir su ausencia y el vacío que este le había dejado. Parece ser que hasta el mayor semental tiene el riesgo de acostumbrarse a alguien y acabar echándolo de menos. O lo que es peor, de sentir miedo de que ese alguien que ya no está en tu casa esté en casa de otro. La parte positiva de todo aquello es aquella enfermiza reacción no hacía más que confirmar a Xacobe que su decisión había sido la correcta. Y con el ánimo y el ego reconstruido, por fin, Xacobe había vuelto en todo su esplendor. Pero Xacobe apenas habla de sus sentimientos ¿Cómo lo supimos? Bastaba escuchar la música que ponía mientras se duchaba: Adios Celine Dion, bienvenida Shakira.

En la habitación de enfrente el sueño de una noche de verano empezaba a travesar su primer otoño. Las relaciones de Juan solían ser caducas pero con Josete algo era distinto... fue le primero en aprobar el examen de los compañeros de piso, se había convertido en el 5º inquilino de nuestra casa y por último, y prueba más irrefutable de cuan distintas eran las cosas... Juan lo había integrado en nuestras vidas. Normalmente los novios de Juan eran de acceso limitado: podías conocer su nombre, ver su aspecto, pero el lugar de estos en el piso estaba reducido a su habitación, no tenías permiso para ir con ellos a tomar café o para compartir planes comunes. Josete había conseguido el pase VIP. Pero a fuego lento se empezó a cocer un sentimiento dentro de él. Los celos.

Adicto al porno y al cibersexo, Juan tenía serios problemas para desintoxicarse. Y cuando uno se ve obligado a dejar una adicción y no es capaz sólo hace una cosa: miente. Pero mentir es una asunto peligroso: si la mentira se descubre germina algo prácticamente imposible de extirpar: desconfianza.

Y así ocurrió. La desconfianza se instaló en esa relación y lejos de optar por las vías de la comunicación Juan optó por mentir y Josete por espiar. Pero eso será para el próximo capítulo.

Por mi parte yo seguía con mi trabajo de Long Play los fines de semana. En el tiempo que llevaba trabajado había podido conocer a la mayor parte de la gente y me había trabajado a una buena parte de ellos. Cada vez que entraba en la discoteca recibía saludos y guiños con una considerable asiduidad. Pero ahora ya todo era distinto, por primera vez en un año, por primera vez después de Nacho, Oscar, el putilla alcohólico relaciones de Long Play tenía novio. Y aunque la palabra pareja me producía urticaria bastaba ver a Vincent para tranquilizarme y entender que aqueyo era lo correcto. Cada fin de semana venía a hacerme compañía y cada fin de semana observaba callado y manteniendo la compostura cómo su novio era objetivo de varios intentos de seducción. Quizá un español lo hubiese entendido mejor: al fin y al cabo basta con ser joven y no obeso para ser objetivo de mil gays salidos y borrachos. Pero Vincent era francés, y mi novio, y salía con el relaciones públicas de Long Play; y por más que le arropase con besos y abrazos la inseguridad era palpable en su cara.

Y aunque yo aún no lo sabía... tendría razones para estarlo.