martes, 9 de diciembre de 2008

EL COLOR DE TU AUSENCIA




Y a pesar del previo aviso nada de esto lo dejó indiferente. Delante de la parada del metro se le entumeció el cuerpo como hace años, siendo niño, el día de reyes. Justo después de los regalos, cuando las serpentinas caen al suelo y tu padre te dice que prepares la mochila por que mañana hay colegio.

Se quedó quieto y tuvo la sensación de que la calle estaba más vacía, de que la noche estaba más cerrada, de que hacía más frío, de que Madrid era grande y él, pequeño. Carlos no lo sabía, pero la soledad le tenía cogido de nuevo de la mano.

Caminó hacia casa y como hacemos todos tras un largo viaje volcó cada cosa en su viejo sitio, respiró la realidad de la que había escapado y se apesadumbró al ver que la vida le tenía cosido a los pies miles de obligaciones.

Ya no había tiempo para mirar el reflejo de la luna en las nubes, ni de demorarse en besos en el banco del retiro.

Llegó a casa y al ver la cama alargó más el espacio entre él y el mundo. Entre esas sábanas aun calientes había hecho el amor minutos antes, la película a medio ver seguía parada, los platos de la comida que compartieron sin fregar. En esa casa todo permanecia en pausa, y por mucho que lavases las sábanas o fregases los platos la presencia de su ausencia siempre todo lo inundaba.

Carlos se acostó en la cama, se cubrió con las sábanas y buscó el olor del cuerpo que encerraba el corazón que tanto amaba. Quería llorar, quedarse así dormido hasta la mañana.

En vez de eso se levantó y preparó la mochila. Por que mañana, vuelve a haber clase.

lunes, 8 de diciembre de 2008

LAS MAÑANAS ANTES DE QUE TE VAYAS





Será el frío que lamen las calles par al reflejo de un cielo triste revelado en cada charco. La cadencia de luz cálida por la ventana que me recuerda a la extrañeza del verano.

Será el dolor de cabeza matutino que se siempre se torna culpable por haberse demorado en levantarse los fines de semana con la certeza de que no hay citas a las que llegar tarde.

Más que nada será que me he quedado mirándote durmiendo en mi cama; la materialización del fantasma que ronda cada esquina de mi vida en esta etapa.

Será lo dulce que se me queda en los labios después de besarte y la certeza de su amargura cuando se tornan ausentes, al eco de las llamadas perdiendo su calor entre los kilómetros que nos separan.

Será que es Navidad y esas las luces alumbran siempre el hueco que dejan aquellos que echas en falta.

Serán los restos de velas y una cena improvisada que me lo dan todo y me dejan en nada.

Serán muchas cosas que siempre son las mañanas antes de que te vayas.

sábado, 6 de diciembre de 2008

PARA LAS AGUJAS DEL RELOJ




Llegué al festival humano más grande que jamás vieron mis ojos. En él, cada uno de sus espectadores escuchaba su propia música mental proyectando vídeos cerebrales de diferentes grados de realidad. Cada uno con su vida y cada vida de las cien mil congregadas arrastraban un pasado único e irrepetible. Es curioso.

Vivir en una gran ciudad es eso: Cruzar el concierto más grande del mundo de un lado a otro; una y otra vez. A veces de día; a veces de noche. Un evento multitadinario asentado sobre el lugar perfecto para sentirte solo, solo y nadie; nadie y solo, entre millares más. Es irónico.

Entre sus calles; bajo su aire denso y viciado la vida nunca se detiene. Si vieses la playa de Riazor sentado sobre la arena una tarde de Otoño y llegases a Madrid sería como dejar tu coche parado en pleno Gran Vía a las 9 de la noche de un viernes. ¿Y qué haces?

Intentas llevar el mismo ritmo que la gente del metro, la misma prisa de los paseantes, la mirada tan interna, la burbuja tan cerrada. Intentas encontrar una dirección que tomar, tu hueco en los bagones, la emisora que te sintonize. Buscas poner el mapa en el sentido correcto, dejar de encontrarte mareado, totalmente perdido, desorientado. Las ganas de gritar, la forma de exhalar en silencio la presión que se te cuela por los oídos y que te inunda cada vez que algo va mal.

Y Riazor sigue lejos. Todas los castillos que construí en sus orillas parecen haber desaparecido sin haberme dado cuenta. El tiempo allí tampoco se ha detenido. Hay otros castillos, y otros niños, otra vida, una vida lejos que se queda muy lejos de aquí.

viernes, 28 de noviembre de 2008

UNA PELÍCULA SIN PALABRAS




Carlos llevaba oras sentado frente a su ordenador una fría tarde de invierno. Su café se templaba entre decenas de papeles, reseñas de un trabajo pendiente que no podía esperar. El ruido del viento contra la ventana fueron un reclamo suficiente para su atención y mientras la tarde caía en la penumbra decidió contrarrestar los efectos del cansancio mental recalentando el café, encendiendo un cigarro y poniendo algo de música en el ordenador. En su búsqueda por esto último un juego de palabras en youtube le rediccionaron a un rincón perdido de su memoria.

Carlos tenía unos 11 años. Tres veces a la semana iba a una escuela de inglés situada en la plaza de su pueblo. Un día, un día de verano, le exhibieron en la clase una película entera en versión original, por supuesto, en inglés, incoherentemente, sin subtítulos. Carlos no entendía más que lo que subjetivamente le decían las imágenes y sin embargo, esa película, para él, le diría más que ninguna en toda su vida.

Desde su principio, hasta su final, Carlos reescribió en su cabeza lo que cada escena contaba. Era una película de amor hecha por sí mismo; la mejor biblia del corazón que nadie le había desvelado jamás. Cada escena levantaba así un magnetismo mágico, una atracción irrefrenable frente al amor, que un día, el podría dar y recibir.

Cómo es propio en una película hecha a la medida de lo que sientes, la emoción era tan fuerte que sucumbía una y otra vez a cada sonrisa y lágrima. Si la actriz se declaraba llorando él ponía en su boca todo lo que él esperaría oir; si ella explicaba su dolor, Carlos retrataba sus sentimientos con los suyos.

Desde el principio, hasta el final, Carlos definió sin quererlo sus primeras máximas acerca del amor.

Al acabar de verla su profesora le regaló la película, era para él; era su película.

Carlos nunca quiso saber la verdad; se limitaba a verla cada cierto tiempo y a disfrutar reponiendo de nuevo los diálogos, aportando lo que los días le habían enseñado, reportándose lo que necesitaba.

Ahora Carlos tiene el doble de edad. Ya supo lo que era amar, y por desgracia también aprendió como se encadenan la felicidad y el dolor a una misma persona y en un mismo sentimiento ahogando todo el espacio en un mismo corazón. Había perdido una gran parte de su inocencia, y con ella, el recuerdo de la primera vez que imaginó cómo sería la vida queriendo ser dos.


Carlos tenía ante sí el vídeo de su escena preferida, sobraba el título, bastaba un solo fotograma. Lo vió y recordó su viejo guión ante la vida. Pensó en Ana, su novia, y en como algo tan sencillo cómo querer podía a veces volverse tan complicado, confuso, difuso.

Carlos tenía 22 años. El doble de edad, la mitad de inocencia, el doble de miedo y la mitad de esperanza. "Hay aspectos en los que uno debiera ser siempre un niño" - pensó, y por el rabillo del ojo suscitó la última lágrima que le brindó esa película. "Debiera bastar querer" - pensó - "Debiera bastar querer" "Debiera bastar..." "¿Por qué?".

Recordó que siempre había creído que Jules no se había quedado con Michael por no decirle "Te quiero" y que así que la dificultad en el amor estribaba en sólo ser sincero. "Debió habérselo dicho" - pensaba siempre; pero lo cierto, es que debían haber sucedido muchas más cosas por que Carlos, a sus 22 años, había confesado honestamente muchos te quieros y seguían sin surgir efecto.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

GOOD BLESS AMÉRICA 2


http://www.youtube.com/watch?v=vlUQZqPZPgo&feature=related

DEAR MR. PRESIDENT - PINK (Versión Subtitulada)


Querido señor presidente,
venga a caminar con migo
finjamos que solo somos 2 personas
y que usted no es mejor que yo
Me gustaria hacerle algunas preguntas
Si es que podemos hablar honestamente

¿Qué siente cuando ve las casas dedestruidas en la calle?
¿Cómo reza por la noche antes de dormir
¿Qué siente cuando se ve en el espejo?
¿Esta orgulloso?

CORO:
¿Cómo puede dormir mientras el resto de nosotros llora?
¿Cómo puede soñar mientras una madre no tiene otra opción de decir adios?
¿Como camina con la cabeza tan levantada?
¿Puedes solo mirarme a los ojos
y decirme POR QUE?

Querido señor presidente
¿Fue usted un niño solitario?
¿Es usted un niño solitario?
Como puede decir:
"NINGUN NIÑO ESTA SIENDO DEJADO ATRAS"
no somos mudos y no somos ciegos
Ellos estan sentados en su miseria
Mientras usted paga el camino al infierno

¿Que clase de padre no querria llevar a su hija
por el camino correcto?
¿Que clase de padre odiaria a su propia hijo
por ser gay?

Yo solo puedo imaginar a la primera dama que tuvo que decir:
Tu estas de regreso de un largo camino
De wiskey y cocaina

CORO

Dejame hablarte de trabajo duro:
Construir una cama con cajas de carton
Dejame hablarte de trabajo duro:
Reconstruir tu casa despues de que las bombas se la llevasen
Dejame hablarte de tabajo duro:
trabajo duro...
Tu no sabes nada de trabajo duro!!

¿Cómo puedes dormir en la noche?
¿Cómo puede caminar con la cabeza tan alta?
¿Señor presidente... usted nunca daría un paseo conmigo...
lo haría???

GOOD BLESS AMÉRICA


Carta a Bush de Gabriel García Márquez sobre el 11 de septiembre:

¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en el living del vecino? ¿Cómo se siente el miedo apretando tu pecho, el pánico que provocan el ruido ensordecedor, las llamas sin control, los edificios que se derrumban, ese terrible olor que se mete hasta el fondo en los pulmones, los ojos de los inocentes que caminan cubiertos de sangre y polvo?

¿Cómo se vive por un día en tu propia casa la incertidumbre de lo que va a pasar? ¿Cómo se sale del estado de shock?

En estado de shock caminaban el 6 de agosto de 1945 los sobrevivientes de Hiroshima. Nada quedaba en pie en la ciudad luego que el artillero norteamericano del Enola Gay dejara caer la bomba. En pocos segundos habían muerto 80.000 hombres mujeres y niños. Otros 250.000 morirían en los años siguientes a causa de las radiaciones. Pero ésa era una guerra lejana y ni siquiera existía la televisión.

¿Cómo se siente hoy el horror cuando las terribles imágenes de la televisión te dicen que lo ocurrido el fatídico 11 de septiembre no pasó en una tierra lejana sino en tu propia patria? Otro 11 de setiembre, pero de 28 años atrás, había muerto un presidente de nombre Salvador Allende resistiendo un golpe de Estado que tus gobernantes habían planeado. También fueron tiempos de horror, pero eso pasaba muy lejos de tu frontera, en una ignota republiqueta sudamericana. Las republiquetas estaban en tu patio trasero y nunca te preocupaste mucho cuando tus marines salían a sangre y fuego a imponer sus puntos de vista.

¿Sabías que entre 1824 y 1994 tu país llevó a cabo 73 invasiones a países de América Latina? Las víctimas fueron Puerto Rico, México, Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, Cuba, Honduras, República Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala y Granada. Hace casi un siglo que tus gobernantes están en guerra. Desde el comienzo del siglo XX, casi no hubo una guerra en el mundo en que la gente de tu Pentágono no hubiera participado. Claro, las bombas siempre explotaron fuera de tu territorio, con excepción de Pearl Harbor cuando la aviación japonesa bombardeó la Séptima Flota en 1941. Pero siempre el horror estuvo lejos. Cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo en medio del polvo, cuando viste las imágenes por televisión o escuchaste los gritos porque estabas esa mañana en Manhattan, ¿pensaste por un segundo en lo que sintieron los campesinos de Vietnam durante muchos años? En Manhattan, la gente caía desde las alturas de los rascacielos como trágicas marionetas. En Vietnam, la gente daba alaridos porque el napalm seguía quemando la carne por mucho tiempo y la muerte era espantosa, tanto como las de quienes caían en un salto desesperado al vacío. Tu aviación no dejó una fábrica en pie ni un puente sin destruir en Yugoslavia. En Irak fueron 500.000 los muertos.

Medio millón de almas se llevó la Operación Tormenta del Desierto... ¿Cuánta gente desangrada en lugares tan exóticos y lejanos como Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalia, Congo, Nicaragua, República Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán, y una lista interminable? En todos esos lugares los proyectiles habían sido fabricados en factorías de tu país, y eran apuntados por tus muchachos, por gente pagada por tu Departamento de Estado, y sólo para que tú pudieras seguir gozando de la forma de vida americana. Hace casi un siglo que tu país está en guerra con todo el mundo. Curiosamente, tus gobernantes lanzan los jinetes del Apocalipsis en nombre de la libertad y de la democracia. Pero debes saber que para muchos pueblos del mundo (en este planeta donde cada día mueren 24.000 pobladores por hambre o enfermedades curables), Estados Unidos no representa la libertad, sino un enemigo lejano y terrible que sólo siembra guerra, hambre, miedo y destrucción. Siempre han sido conflictos bélicos lejanos para ti, pero para quienes viven allá es una dolorosa realidad cercana una guerra donde los edificios se desploman bajo las bombas y donde esa gente encuentra una muerte horrible. Y las víctimas han sido, en el 90 por ciento, civiles, mujeres, ancianos, niños (efectos colaterales) .

¿Qué se siente cuando el horror golpea a tu puerta aunque sea por un sólo día? ¿Qué se piensa cuando las víctimas en Nueva York son secretarias, operadores de bolsa o empleados de limpieza que pagaban puntualmente sus impuestos y nunca mataron una mosca? ¿Cómo se siente el miedo? ¿Cómo se siente, yanqui, saber que la larga guerra finalmente el 11 de septiembre llegó a tu casa?

martes, 28 de octubre de 2008

MÁXIMAS DE DOS LATIDOS 3


" ... amor ... "

Aunque odies,
si odias por amor,
el error con el tiempo
se convierte en acierto.

---

- Gracias por quererme.

- Gracias a ti por que llevo toda la vida buscando a alguien a quien poder querer

---

Sus silencios eran todo el alimento necesario para mi inseguridad. Un día se lo dije. Que tenía el miedo instalado en nosotros. Él sintió su poco espacio, la falta de oxígeno, la excasez de caminos que tomar, el descontrol de su lógica, el paso de los segundos en su silencio, su peso. Quiso hablar, decir algo, ahogarme en calma con las palabras adecuadas, pero solo había silencio, más alimento y con el tiempo menos espacio para los dos.

Al año y medio nos encontramos en la calle. La violencia nos hizo presa, yo resolví con un saludo corto, tal vez un hola. Él se mantuvo enfrente, nervioso quería explicarse, exhaló aire y la enmudeció.

De haber podido ver sus ojos mientras manteníamos aquella llamada hubiese aprendido que el lenguaje no son solo palabras.

MÁXIMAS DE DOS LATIDOS 2



Acuérdate de Mí _
de Carlos Augusto Salaverry


[...]

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor.
Por que mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite... por amor.

Cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas...
...me acordaré de .
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo...
...acuérdate de mí.

MÁXIMAS DE DOS LATIDOS




OLIVERIO GIRONDO _ "Poema nº12" del "Espantapajaros"

Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan, se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden y se entregan.

domingo, 26 de octubre de 2008

MI PRIMER PASO COMO ADULTO...




El tren cerraba sus puertas y se movía en marcha atrás.

Restaban los últimos metros del anden cuando todo el mundo acomodaba sus pertenencias y provocaba quehaceres desde el asiento. Yo observaba como se fugan lentas las luces que atraviesan el reflejo desde de la ventana. No pude evitar sentir nostalgia. Intenté recordar el día que llegué a Coruña hace ahora cinco años, cómo me sentía o qué esperaba del futuro, pero no conseguí nada más que ver el futuro en esa imagen en movimiento: coruña cada vez más pequeña, yo cada vez más lejos y un tren que no pensaba dejarme parar. Tuve la misma sensación que en una montaña rusa; cuando bajan las bandas de seguridad y todo el miedo se concentra en querer bajar de ahí y ser feliz viendo la felicidad de otros desde abajo. Había crecido, había decidido por optar la felicidad del mañana al precio de la transitoria soledad.

Pensé en Kris, en Jhon y en Lucía. En esas tres caras que siempre han tenido tiempo y ganas para mirarme solo a las pupilas y la inquietud de mi bienestar. Me sentí más tranquilo, más a salvo, cómo cuando tengo oportundad de fundirme en sus abrazos, entre brazos firmes y seguros que prometen ser reales de aquí a algún tiempo.

Coruña ya no se veía, pero yo estaba paseando por sus calles. En el Andén donde conocí a Kris, el Delicias donde Lu me pidió vivir con ella o en el bar enfrente al Corte Inglés donde conocí a Jhon. Sin quererlo me encontré a Pablo tomando la esquina del Forum, le miré a los ojos y le abrazé. Llegué al Parque Europa y me vi con Nacho, analizé con tiento la sinceridad de nuestros besos y la complicidad de las miradas; pensé cuanto dolor podría estar dispuesto a soportar un amor de verano; si no hubiésemos necesitado más tiempo, si de saber cómo es el futuro nos abríamos arriesgado a un segundo beso y si las plantas no necesitan crecer más antes de afrontar el duro frío del invierno tras invierno.

Mientras toda luz era fugaz en el exterior y dentro se me iban apagando las luces vi mi vida en la distancia. Quizá coruña era mi casa, donde hoy vive la mayor parte de mi familia a excepción de algún tío del Levante. Quizá nadie pertenece a un lugar más definido que el lugar por donde va pasando el tren por que la vida sigue, las caras cambian y la gente... también se va.

Lo sentí de veras, de muchas formas, cerré los ojos y intenté dormir.

jueves, 16 de octubre de 2008

FUMANDO...




Leona Lewis - Homeless (Sin hogar)
http://es.youtube.com/watch?v=ABJZbaevnvE


Cada noche lo digo. Debería dejar de fumar; al final de dos capítulos que me hagan reir y llorar hay tanto humo condensado que siempre resuelvo abrir la ventana para respirar de nuevo. Es en el tercero cuando vence el sueño. Me pregunto si depende de la última emoción consciente el tema de mi primer sueño. Podría ser. No lo sé.

Depende de la noche, a una hora fortuita, se quibran las agujas y me despierto. El hecho es que ese es el momento en el que el frío o un fantasma me eriza el vello. Siempre me asusto. Me pregunto si por el frío, por la hora, por ver demasiada tela para un solo cuerpo o por no encontrar lo que menos tengo. Debería dejar de fumar.

Cierro la ventana e intento conciliarme con el sueño. Entonces recuerdo y miro en el móvil si hay escritos a pie de cama, rehuso de la rosa y el desayuno, sé que no estarán. Es justo después cuando las agujas cobran vida y nace un dolor en el pecho. Como una llama que quema dejo que lata, pues más miedo me da ver que no queda madera ni fuego. Por eso agarro la almohada; por que aunque duela es solo por las noches cuando revivo lo ocurrido y cimiento nuevos momentos, y aunque nunca lo sepa, seguro que dormido... sonrío de nuevo.

Me despierto y encierro un cigarro. El humo tapa la noche y al fantasma que nunca veo. Le doy otra calada y pienso de nuevo... "nunca dejes de fumar".

martes, 7 de octubre de 2008

PERDIDO EN TRASLACIÓN...



Inmersos en su música, lecturas, conversaciones o en el transcurso de sus propias vidas la gente del metro transcurría impasible.

El hombre que con los ojos cerrados creaba magia con su violín permanecía indiferente al mundo y a su vez el mundo a él. En medio de ambos me cansé de no ir a ninguna parte; indiferente a ir adelante o hacia atrás decidí apoyarme en la pared y detenerme a pensar. Miraba el violín, pensaba en el más allá. La gente se interponía con prisa y sin pausa pero daba igual, yo hacía tiempo que no pensaba en el violín.

La vida real no parecía hacerle mella ni heridas. No había forma de qué pensamientos ni qué lógica le otorgaba su sonrisa. Quizá fuesen recuerdos o quizá sueños. ¿Puede alguien servirse del pasado o de anhelos para sonreir? De alguna forma daba la sensación de haber logrado preservar su felicidad a pesar de la parte dura de este mundo.

Yo me sentía cansado, como si el simple hecho de vivir me restase fuerzas. Tuve ganas de sentarme quieto a su lado. Quería cerrar los ojos... y aprender de él.

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ESCRIBIENDO SOBRE EL AMOR...



No hay historias sin personajes, así como no hay enfermedades sino enfermos. Las historias nos cuentan cómo es una persona y las historias de amor hablan sobre dos personas - a veces más - en plena interacción. Hablan también sobre ese otro - difuso, evidente, inasible - que se forma entre los enamorados: eso que llaman relación. Hablan de la diferencia que hay cuando los que se quieren están juntos o separados. Del mundo que queda dividido entre ellos y el resto, y de cómo integrarlo o desintegrarlo. De todo lo que les pasó antes y de todo lo que va a pasarles. Hay conflicto, siempre. Por que hay deseo.

Casi todos los escritores se dedican al tema en algún momento. Jorge Guillén escribió en una poesía lo que le pasa al enamorado: todo lo comunica. A veces lo comunica demasiado. Cuando eso sucede, en la vida hay problemas, y en los libros, buenas cuentos.

A lo mejor se escribe sobre el amor por que escribir es, en parte, organizar una experiencia; y el amor... es la experiencia más desorganizadora.

Esther Cross

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lunes, 6 de octubre de 2008

Amores en cuatro fases.



Conmigo _ With me _ Sum 41 (v.o.s.)
http://es.youtube.com/watch?v=ga33Csuidh4

Los amores más comunes en la existencia humana son aquellos que se tienen en la cercanía. Por su condición, lo físico y visual, toma puestos relevantes. La música que suena en cada uno de ellos se deja oír con el paso del tiempo. Para aquel entonces, en desagrado, muchos prefieren escucharla a sentir el eco de sus pasos.

Los que permanecen separados durante un tiempo a causa de razones efímeras y temporales solo existen como consecuencia lógica del éxito de lo anterior. En ellos entra en juego la confianza; y la perspectiva que la distancia otorga y es la única oportunidad que uno tiene para ver proyectada su vida si uno no fuese dos.

Luego están los que lo viven a distancia indefinidamente a la espera de que el destino les de una oportunidad de nuevo. En él se atrapan los enamorados de fotos en blanco y negro. Son guerras contra el tiempo donde tu cedes tus días y sentimientos por un tal vez. Si el sueño se vuelve realidad tocas a Dios... pero entonces quizá no quieras ser cristiano.

Por último hay amores que cruzan de la vida a la muerte. Amores de luto que se sienten en deuda con el pasado. Son amores dormidos que se perpetúan en todo aquello que fue. En ellos, tener fe u opción, se considera falta de educación. Se viven en sueños, el único lugar, el único momento... donde realmente tienen lugar.


Son cuatro clases de anillos que se han prometido desde siempre. Cuatro esferas que cruzan tiempos, espacios y edades. Anillos únicos que no caben en cualquier dedo.


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jueves, 2 de octubre de 2008

LA PRIMERA VEZ


El estómago le daba vueltas y vueltas. Apretaba su abdomen con las manos y se inclinaba hacia adelante haciendo fuerza con el único objetivo de fijar su interior. Sintió la presión de un ambiente inquieto cuando Juán le preguntó si estaba bien. Y ella no titubeó:

- Estoy mejor que nunca.


Todo estaba oscuras. Se sentía igual que cuando se activan los mecanismos de seguridad de las montañas rusas. Sabes que no puedes escapar. Sabes que será agónico. Sientes las ganas de romper a gritar que paren todo esto. Los segundos contaban en su contra. Alguien se los mostraba con la mano desde una esquina: tres... dos...uno.... Sus manos sudaban, los miedos más irracionales le asolaron en la cabeza. La atracción se puso en marcha. Ya no había opción. Había que seguir.

Irguió su mano temblorosa y cogió el micro. Cerró los ojos y los volvió a abrir al verse envuelta en una mar de luces; al tiempo se asustó: millones de personas coreaban su nombre. Tocó el cielo, tocó a Dios, la felicidad y el mayor pánico jamás creado. El telón se abrió justo ante ella por primera vez, la música dio su entrada, y ella, entró.

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ALQUILANDO UN CORAZÓN…




Los prototipos nunca me gustaron. Quizá esa sea la razón de que todo lo que construí con él, lo hiciese del revés.

De la misma forma que un texto comienza con mayúscula; en el principio de cualquier historia es necesario la declaración de uno logre suscitar el “sí” del otro tomándose de poco a mucho tiempo.
Nosotros debimos empezar con minúscula por que el día que nos conocimos alguien respondió un “no, lo siento” en vez del clásico “si, me encantaría” y todo ello dando respuesta a ninguna pregunta previa.

El primer beso.
Cosmopolitan asegura que más del 60% de la gente prevé el futuro de una relación a partir del primer beso. En ese caso… nuestro futuro se encuentra en proyecto hombre porque más que intercambio de saliva hicimos un cóctel de calimocho.

Hacerse de rogar.
La sabiduría popular dice que uno no debe parecer facilón y que todo lo que es bueno debe hacerse esperar… al minuto del primer beso vino el primer polvo. Pero todo mejora si todo esto es borracho, en una tienda de campaña y con intermedios para vomitar. Ni bonito, ni bueno ni de esperar. Al menos siempre podré encabezarle una carta de San Valentín rememorándole que “nuestra primera vez fue tan increíble como inolvidable”

Citas.
Hablemos de citas. La gente acostumbra a tener citas… o cita… o media si sale muy mal. Para ese día uno se arregla horas y horas, se está nervioso y expectante, llevas anotados al menos cien temas de conversación posibles y se elabora un plan de acción como ir a comer, un café o un cine.
La primera comida no me extrañaría que fuese un sándwich en la internacional a las 6 de la mañana, la primera vez que fuimos al cine éramos nueve y uno en cada esquina y el primer café a solas fue… puede que fuese hace un par de semanas. A estas alturas me quedó claro que lo nuestro iba a ser de todo menos convencional.

Aniversarios.
¿Qué hay de los aniversarios? Esas excusas románticas donde se conmemora el día a partir del cual tuviste que ser fiel y donde uno admite… ¡Qué bonita fue esa declaración de “¿Quieres salir conmigo?””Me gustaría estar contigo pero… sólo contigo” - Y… ¡Tras! Castrado!!! No. Ese no fue nuestro caso. Nosotros lo hicimos mejor, estábamos tan pedo tan pedo y le dimos tanta tantísima importancia que para acordarnos tuvimos que buscar la fecha en las fotos del bar donde estábamos… y seguimos sin saberlo por que vamos demasiado a ese bar.

Futuro.
Nosotros no tuvimos un primer beso o una primera vez. No tuvimos una cita o una fecha de aniversario, pero nada de eso tiene importancia cuando acordamos no tener futuro. Y en ese caso… ¿De qué me valdría recordar cómo fue la primer vez que toqué tu piel? ¿De qué valdría tener un aniversario? Nunca podré llevarte una rosa y darte las gracias por todo ese tiempo que nos regalamos.

No. Mejor así. Vivimos una historia marcha atrás donde el final parece aproximarse y paradójicamente cuantos menos metros faltan más cerca te he ido sintiendo. Por todo lo que nunca hicimos sí tendremos al fin que recordar un beso, un momento íntimo, una cita… pero no por ser el primero si no el último. La fecha que recordaré siempre será el día que tenga que despedirme y la primera vez que vi tu cara se transformaré en una imagen distorsionada por las lágrimas del último segundo en el que pueda tenerte cerca.

No tener futuro no fue tan malo. Disfrutas de cada momento sin preocuparte de cómo encajar el mañana juntos. Te hace ver que en esta vida lo importante quizá no es cómo empieza o cómo acaba si no todo aquello que se queda en medio: Pasamos prácticamente todo el verano viviendo juntos y todo lo que pienso recordar es tu afición por leer el periódico, los amigos que tenemos, las partidas de cartas, los desayunos al mediodía, nuestros juegos sexuales, las comidas que nos hicimos, los secretos que nos contamos, Paulo Coelho, lavarme los dientes viendo tu reflejo, el tacto de tu labios en mi cuerpo, el olor de tu ropa, los viajes que hicimos, las canciones que compartimos, tú tocando mi pelo y yo las caricias en tu espalda.

El haber vivido todo esto con un final estipulado me hace saber que para mí valiste suficientemente la pena como para dejarte alquilarme el corazón. Saber que cada paso que dimos no nos conducía a ningún sitio y sin embargo haber llegado tan lejos. No tener la oportunidad de prometerte nada más allá que hoy quiero dormir contigo y haber construido nuestra historia por la suma de días que decidimos pasar juntos hicieron que nuestra historia acabase como ese collar de bolas de madera que no tiene principio ni final.

No es la historia más convencional del mundo, pero es la nuestra. Tuya y mía; y no la cambiaría por nada. Quédate la llave.

PD: Te quiero.

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UNA TARDE DE DOMINGO POR LLEGAR…


Hay días que el sol impregna todo de un color especial. Aquel día las calles eran naranjas y entre sus orillas la brisa divagaba erizando los sentidos de todo el que pasara. Las hojas se postraban a los píes de toda superficie dotándola de colores por doquier y tú estabas allí, a mi lado, junto a mi.

Sin parar de hablar, tú, y de mirarte, yo; llegamos al lugar donde prometimos estar. La ciudad de edificios sin límites se quedaban atrás y sus sombras acababan aquí. La gente entraba y salía a través de sus grandes puertas sola o acompañada. Yo ralenticé tus pasos y tu fuiste ahogando tus palabras por que hay momentos en la vida donde hablar pierde trascendencia.

Un joven con guitarra en mano cantaba una canción que jamás había oído en la radio, canción que, posiblemente, será un eco en el recuerdo imposible de volver a escuchar. Más allá de sus lados jóvenes parejas permanecían tendidas sobre el césped, los niños correteaban tras pájaros esquivos o hacían del otoño juegos con bolas de nieve. Un hombre que se hacía cargo de un puesto ambulante nos vendió pipas. Nos regaló entretenimiento. Más adelante, un hombre de pies de metro y medio sostenía globos de helio. Vendía felicidad.

Al llegar al lago sacaste la cámara de fotos para inundarme bajo un flash. Aún con cara de posar me regalaste un beso y un abrazo. Hubo miles que le precedieron, solo esperaba que fuese el primero de mil más. Al fondo un grupo de jipis tocaban tambores y yenvés al ritmo de la música que ellos mismos se imponían recordando a los grupos celtas de verdad.

Minutos más tarde ambos estábamos en una barca que daba vueltas sobre si misma a voluntad. La luz rojiza lo envolvía todo, los árboles se asentaban enfilados alrededor, la música corría como las ondas del estanque, los remos enganchados y mis brazos abrazados con tu pecho de por medio. Leías dulce, tierno, como quien acuna un niño. Yo hundía mi nariz en tu pelo y de cuando en vez resolvía besarte. No había nadie más, tu, yo, y algo acerca de una leyenda personal.


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Una pastilla llamada Prozac...




No hace mucho contraje una enfermedad occidental. Se trata de un virus que se perpetúa en el aire y que altera el corazón. Su particularidad es que no tiene una condición degenerativa; desaparece con el tiempo o en el peor de los casos, convives con él por el resto de tu vida. Los síntomas son claros, ralentiza los latidos cardiacos segregando neurotoxinas que se filtran en la sangre produciendo sensaciones de angustia hasta depresión.

“No hay cura” - Dijo el médico - “Solo cabe esperar“ -Y extendió de su mano múltiples recetas para el dolor solapar.

Me pasé los días acudiendo a farmacias, tanto de día cómo de noche. Buscaba con ansia las pastillas que durante un tiempo limitado recuperaba mi constante vital. Algunas eran más grandes, otras más pequeñas. Algunas dejaban incluso un buen sabor de boca, y en otros casos la experiencia era fácil de olvidar. Debía guardar cama pero no reposo y de pastilla en pastilla cedí mi cuerpo a la medicina en pro de volver a un estado normal.

Un día, el día de San Juan, probé una medicina del mundo moderno llamada Prozac. Procuré la receta, pero no parecía ser de fiar. Me lo pensé unos días, y tiempo más tarde, deslicé su contenido en mis labios. No era dulce, ni de sabor amargo, pero sus efectos duraron algo más. Conocía los contras de repetirlo, sabía que las contraindicaciones eran grandes y que en un par de meses el tratamiento debía de finalizar. Aún así, cansado de contener el dolor, lo hice de nuevo, a oscuras me mantuve cómplice a los riesgos, una y otra vez.

Con el tiempo el Prozac se volvía más dulce, y yo aumentaba la posología y la cantidad. Perdí dinero con él, pero aunque parezca una aberración, no me arrepiento. Día tras día mantenía en el cuerpo más y más de él, volviéndome adicto a una droga que no busqué, si no que encontré por casualidad. Tengo claro que dentro de tres semanas puedo sufrir un síndrome de abstinencia, pero es un pulso a la vida que no pienso dejar pasar.

Cuando sé que se acerca el momento de tomarlo mi pulso vuelve a acelerarse, la angustia cambia de bando y recuerdo que hace tiempo que he dejado de estar enfermo, sólo que ahora... lo consumo a voluntad.

lunes, 1 de septiembre de 2008

CITY OF ANGELS


Hoy he vuelto al bar donde nos conocimos, ahora hace tanto tiempo...me senté en tu sitio, inmóvil y en silencio. Sonó Alanis Morristte, Uninvicted, y con los primeros sonidos de la canción empecé a resquebrajarme en un millón de recuerdos y sensaciones.

- Recordé la forma en que escondías tu cara entre mi cuello y mis hombros para sentirte protegido, y de las cosquillas que me hacías al respirar.

- Recordaba los paseos a las 5 de la mañana por aquel parque, donde me dijiste mucho más con cada forma de besar que con cada palabra susurrada.

- Recordé el colgante que me regalaste cuando fuimos todos a Samil. Recuerdo el beso debajo del agua, donde debí perderlo.

- Recuerdo que al día siguiente me apareciste con otro.

- Recordé la vez que me me besaste las lágrimas y me dijiste te quiero.

- Recordaba nuestra primera vez, recuerdo la última, nunca he vuelo a sentirlo, te hecho tanto de menos.

- Recordé, recordé y recordé mientras lloraba todas las veces que me hiciste reir

- Recuerdo cuando me posabas la cabeza sobre tu pecho, me acariciabas la cara mientras me susurrabas "tranquilo, ya estás aquí" y hacías de tu cuerpo el lugar más seguro del mundo cada vez que tenía problemas en casa.

- Recuerdo mirarte a los ojos en la playa donde dormimos y creer q siempre vivirías a mi lado, que siempre vivirías.

- Recordé la vez q me llevaste al hospital porque me cortara un dedo mientras me hacías cosquillas. Recuerdo que no parabas de llorar. Dios no me puedo creer q te hayas ido, Dios!

- Busco entre los ojos de la ciudad unas pupilas que me digan tanto, que me mientan tan poco, pero ya nadie puede competir con tu recuerdo. Siempre fui feliz, cuando te conocí mucho más, pero ahora que ya he tocado el cielo, siento q el mundo ya no tiene nada que darme, nada que ofrecerme, tampoco mucho que quitarme ya.


La canción ya había terminado y yo seguía recordándote, no sé cuantas tardes y cuantas mañanas voy a pasar así hasta que tenga valor y me valla contigo. Mientras tanto, buenas noches vida mía.

martes, 25 de marzo de 2008

MY WAY (1º)


_ Cuando el miedo de estar acompañado es más fuerte que el miedo a estar solo, hay cicatrices que se deben de curar _

Acabé de leer la última página del capítulo de mi vida que mas sonrisas me dio. La emoción recorrió mi mente hasta traspasarla a los recuerdos. Así nace la melancolía.

"Cuando miras al abismo, el abismo te mira a ti". Debes hacerlo, pero el tiempo justo. Yo me perpetué en la mirada incrédulo a todo lo que había ocurrido. Veía el pasado y como iba desvaneciéndose una y otra vez. Imposible de recuperar, imposible de postergar, se perdió en un día del ayer para no volver jamás. Miré al abismo, con ojos fijos, inmóvil, impasible. Y así, sin ser consciente, ni queriendo serlo, me abandoné a lo que fué para no volver a ser.

1º: DEJAR QUE LAS LÁGRIMAS NOS LIMPIEN

jueves, 13 de marzo de 2008

MY WAY (2º)

_ En la vida empezamos de cero muchas veces para acabar en el diez una sola vez _


Cerrar la puerta es bueno, casi un obligación. De no pasar página, de no cerrar capítulos, caemos en el error de vivir el presente en un tiempo que ya ha pasado.


Empieza de cero. Da igual que lo haga tu mente o tus pies. Empieza de cero. Da igual que sea por curar o por un mañana mejor.
Da igual tener las manos llenas o vacía, estar solo o acompañado.

Solo hay una regla: Vive diferente:
Siente diferente, cambia tu modo de mirar, da peso a los pasos que das. Se trata de renovar el alma, de limpiar la ansiedad, de poseer seguridad y albergar esperanza.

Un día volverás a estas palabras por que por victoria o por fracaso tendrás que avanzar, dejar atrás. Detente, respira, recuerda lo ocurrido, escribe las lecciones, hecha tierra, quema los recuerdos, cimenta el ayer, llora, mira al frente, respira, otra vez, sonríe... y cree en algún Dios.
2º : EMPECEMOS DE CERO.

martes, 8 de enero de 2008

Layoside Extinction III

























(La historia continua...)


_ Cuando pretendes empezar de nuevo has de saber una cosa:
Los principios... no siempre son fáciles _



Hacer de una habitación tu cuarto, de un piso una casa o de una ilusión la realidad... afrontar la primera noche lejos de casa, entre cajas y con la vida en maletas... caminar a solas por la ciudad, nueva, por estrenar, llena de gente y a la vez, vacía. Hacer que el calor llegue a través del teléfono. La primera gripe, la primera lágrima, el primer café con un desconocido, el primer examen, la primera vez que vas al cine o a comer, la primera cita, el primer beso, el primer amigo...

Toda una vida por estrenar en un camino que has de recorrer tú solo.

Por otra parte los viejos amigos acarrean la inseguridad por desconocer qué papel ocuparán en tu nueva vida. Ya lo sabes: no estarás presente muchos de sus momentos, de ahí en adelante no podrás estar al lado de ellos cada vez que quieras, las noticias se recojerán en llamadas y después en boletines que resumen los sucesos, necesitarán cubrir tu vacío; sus vidas también siguen.

La pregunta es: ¿Abrirán su corazón a otra gente o ocuparán tu lugar? ¿Sabrás capear la distancia y seguir llegando tan adentro? ¿Seguirá el abrazo permaneciendo tan fuerte?

Hay cuerdas que no se pueden romper jamás. Muchas otras, no aguantarán.

En el 2003 y el 2004 abrí las palmas de mis manos e intenté contener todo lo que tenía y lo que acababa de llegar.

A veces no fue sufuciente, otrás,
inevitable.


domingo, 6 de enero de 2008

Layoside Extinction II


Una amiga me dijo una vez que la facultad nos brinda la última buena oportunidad de progresar haciendo amigos. "Cuando llegas al mundo laboral te mezclas en un entorno donde la competencia entre unos y otros es lícita. común y eficiente". Y así ocurre con todo: cada etapa tiene unas condiciones con las que no contabas, unas reglas de juego que lo cambian todo:

La Universidad se planteaba como un pasaporte de primera clase a una vida mejor. Una ciudad por la que perderme, vacía de recuerdos y llena de desconocidos que perderían tal condición. Era Septiembre del 2003... y así comenzó una nueva etapa, que rompía con todo lo anterior. Ese año conocería a mis dos mejores amigos en la ciudad, justo después de que el inocente deseo del sexo con ellos se difuminara de forma tan fortuita como fue conocerlos. Fue el año del descubrimiento de cómo vivir solo y acompañado, cómo ser mayor de edad, qué hacer con la libertad y qué hacer con nosotros mismos.

Cada dos fines de semana rompía con esa vida para volver a la anterior, donde nació Layoside: al lado de Lucía, Ángela y Olalla. Y así, poco a poco, conviví en dos vidas paralelas que corrían al mismo tiempo. Una tenía mi pasado. Otra, mi presente. El futuro no fue tan simple.

La distancia, tan irrisoria como ínfima fue prolongando sus efectos a cada esquina de mi vida. A eso se refiere la gente a tomar caminos distintos, y hay veces, por más que lo intentes, por más que lo llores, por más que te duela... ya no hay nada que puedas hacer.

Con esa lección yo no contaba.

martes, 1 de enero de 2008

Layoside extinction


Todo lo bueno... se acaba. Bajo ese título hacía entrega mi serie preferida de sus dos últimos capítulos. Sus personajes se anclaban en algún lugar de la imaginación de Kevin Williamson denominado Capeside. Paralelamente, mi frustración por equiparar mi vida al cine, definió mis cuatro últimos años como Layoside.

Layoside dio comienzo cuando dejé atrás mi pueblo más natal para trasladarme a la universidad. Por aquel entonces yo tenía 18 años recién cumplidos. Como buen personaje de una serie de teenagers era el fruto de una familia desestructurada que buscaba un nuevo comienzo donde olvidar algunos capítulos del pasado.

La transición fue más dura de lo que esperaba pero, como a todos, en algún momento recayó sobre mi la sorpresa de lo rápido que cura el tiempo las heridas de la piel. Los días lograron cambiar algunas banalidades por confidencias entre algunos compañeros vueltos amigos que durante un tiempo indefinido me acompañarían en mi viaje hacia la madurez.