martes, 28 de octubre de 2008

MÁXIMAS DE DOS LATIDOS 3


" ... amor ... "

Aunque odies,
si odias por amor,
el error con el tiempo
se convierte en acierto.

---

- Gracias por quererme.

- Gracias a ti por que llevo toda la vida buscando a alguien a quien poder querer

---

Sus silencios eran todo el alimento necesario para mi inseguridad. Un día se lo dije. Que tenía el miedo instalado en nosotros. Él sintió su poco espacio, la falta de oxígeno, la excasez de caminos que tomar, el descontrol de su lógica, el paso de los segundos en su silencio, su peso. Quiso hablar, decir algo, ahogarme en calma con las palabras adecuadas, pero solo había silencio, más alimento y con el tiempo menos espacio para los dos.

Al año y medio nos encontramos en la calle. La violencia nos hizo presa, yo resolví con un saludo corto, tal vez un hola. Él se mantuvo enfrente, nervioso quería explicarse, exhaló aire y la enmudeció.

De haber podido ver sus ojos mientras manteníamos aquella llamada hubiese aprendido que el lenguaje no son solo palabras.

MÁXIMAS DE DOS LATIDOS 2



Acuérdate de Mí _
de Carlos Augusto Salaverry


[...]

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor.
Por que mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite... por amor.

Cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas...
...me acordaré de .
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo...
...acuérdate de mí.

MÁXIMAS DE DOS LATIDOS




OLIVERIO GIRONDO _ "Poema nº12" del "Espantapajaros"

Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan, se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden y se entregan.

domingo, 26 de octubre de 2008

MI PRIMER PASO COMO ADULTO...




El tren cerraba sus puertas y se movía en marcha atrás.

Restaban los últimos metros del anden cuando todo el mundo acomodaba sus pertenencias y provocaba quehaceres desde el asiento. Yo observaba como se fugan lentas las luces que atraviesan el reflejo desde de la ventana. No pude evitar sentir nostalgia. Intenté recordar el día que llegué a Coruña hace ahora cinco años, cómo me sentía o qué esperaba del futuro, pero no conseguí nada más que ver el futuro en esa imagen en movimiento: coruña cada vez más pequeña, yo cada vez más lejos y un tren que no pensaba dejarme parar. Tuve la misma sensación que en una montaña rusa; cuando bajan las bandas de seguridad y todo el miedo se concentra en querer bajar de ahí y ser feliz viendo la felicidad de otros desde abajo. Había crecido, había decidido por optar la felicidad del mañana al precio de la transitoria soledad.

Pensé en Kris, en Jhon y en Lucía. En esas tres caras que siempre han tenido tiempo y ganas para mirarme solo a las pupilas y la inquietud de mi bienestar. Me sentí más tranquilo, más a salvo, cómo cuando tengo oportundad de fundirme en sus abrazos, entre brazos firmes y seguros que prometen ser reales de aquí a algún tiempo.

Coruña ya no se veía, pero yo estaba paseando por sus calles. En el Andén donde conocí a Kris, el Delicias donde Lu me pidió vivir con ella o en el bar enfrente al Corte Inglés donde conocí a Jhon. Sin quererlo me encontré a Pablo tomando la esquina del Forum, le miré a los ojos y le abrazé. Llegué al Parque Europa y me vi con Nacho, analizé con tiento la sinceridad de nuestros besos y la complicidad de las miradas; pensé cuanto dolor podría estar dispuesto a soportar un amor de verano; si no hubiésemos necesitado más tiempo, si de saber cómo es el futuro nos abríamos arriesgado a un segundo beso y si las plantas no necesitan crecer más antes de afrontar el duro frío del invierno tras invierno.

Mientras toda luz era fugaz en el exterior y dentro se me iban apagando las luces vi mi vida en la distancia. Quizá coruña era mi casa, donde hoy vive la mayor parte de mi familia a excepción de algún tío del Levante. Quizá nadie pertenece a un lugar más definido que el lugar por donde va pasando el tren por que la vida sigue, las caras cambian y la gente... también se va.

Lo sentí de veras, de muchas formas, cerré los ojos y intenté dormir.

jueves, 16 de octubre de 2008

FUMANDO...




Leona Lewis - Homeless (Sin hogar)
http://es.youtube.com/watch?v=ABJZbaevnvE


Cada noche lo digo. Debería dejar de fumar; al final de dos capítulos que me hagan reir y llorar hay tanto humo condensado que siempre resuelvo abrir la ventana para respirar de nuevo. Es en el tercero cuando vence el sueño. Me pregunto si depende de la última emoción consciente el tema de mi primer sueño. Podría ser. No lo sé.

Depende de la noche, a una hora fortuita, se quibran las agujas y me despierto. El hecho es que ese es el momento en el que el frío o un fantasma me eriza el vello. Siempre me asusto. Me pregunto si por el frío, por la hora, por ver demasiada tela para un solo cuerpo o por no encontrar lo que menos tengo. Debería dejar de fumar.

Cierro la ventana e intento conciliarme con el sueño. Entonces recuerdo y miro en el móvil si hay escritos a pie de cama, rehuso de la rosa y el desayuno, sé que no estarán. Es justo después cuando las agujas cobran vida y nace un dolor en el pecho. Como una llama que quema dejo que lata, pues más miedo me da ver que no queda madera ni fuego. Por eso agarro la almohada; por que aunque duela es solo por las noches cuando revivo lo ocurrido y cimiento nuevos momentos, y aunque nunca lo sepa, seguro que dormido... sonrío de nuevo.

Me despierto y encierro un cigarro. El humo tapa la noche y al fantasma que nunca veo. Le doy otra calada y pienso de nuevo... "nunca dejes de fumar".

martes, 7 de octubre de 2008

PERDIDO EN TRASLACIÓN...



Inmersos en su música, lecturas, conversaciones o en el transcurso de sus propias vidas la gente del metro transcurría impasible.

El hombre que con los ojos cerrados creaba magia con su violín permanecía indiferente al mundo y a su vez el mundo a él. En medio de ambos me cansé de no ir a ninguna parte; indiferente a ir adelante o hacia atrás decidí apoyarme en la pared y detenerme a pensar. Miraba el violín, pensaba en el más allá. La gente se interponía con prisa y sin pausa pero daba igual, yo hacía tiempo que no pensaba en el violín.

La vida real no parecía hacerle mella ni heridas. No había forma de qué pensamientos ni qué lógica le otorgaba su sonrisa. Quizá fuesen recuerdos o quizá sueños. ¿Puede alguien servirse del pasado o de anhelos para sonreir? De alguna forma daba la sensación de haber logrado preservar su felicidad a pesar de la parte dura de este mundo.

Yo me sentía cansado, como si el simple hecho de vivir me restase fuerzas. Tuve ganas de sentarme quieto a su lado. Quería cerrar los ojos... y aprender de él.

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ESCRIBIENDO SOBRE EL AMOR...



No hay historias sin personajes, así como no hay enfermedades sino enfermos. Las historias nos cuentan cómo es una persona y las historias de amor hablan sobre dos personas - a veces más - en plena interacción. Hablan también sobre ese otro - difuso, evidente, inasible - que se forma entre los enamorados: eso que llaman relación. Hablan de la diferencia que hay cuando los que se quieren están juntos o separados. Del mundo que queda dividido entre ellos y el resto, y de cómo integrarlo o desintegrarlo. De todo lo que les pasó antes y de todo lo que va a pasarles. Hay conflicto, siempre. Por que hay deseo.

Casi todos los escritores se dedican al tema en algún momento. Jorge Guillén escribió en una poesía lo que le pasa al enamorado: todo lo comunica. A veces lo comunica demasiado. Cuando eso sucede, en la vida hay problemas, y en los libros, buenas cuentos.

A lo mejor se escribe sobre el amor por que escribir es, en parte, organizar una experiencia; y el amor... es la experiencia más desorganizadora.

Esther Cross

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lunes, 6 de octubre de 2008

Amores en cuatro fases.



Conmigo _ With me _ Sum 41 (v.o.s.)
http://es.youtube.com/watch?v=ga33Csuidh4

Los amores más comunes en la existencia humana son aquellos que se tienen en la cercanía. Por su condición, lo físico y visual, toma puestos relevantes. La música que suena en cada uno de ellos se deja oír con el paso del tiempo. Para aquel entonces, en desagrado, muchos prefieren escucharla a sentir el eco de sus pasos.

Los que permanecen separados durante un tiempo a causa de razones efímeras y temporales solo existen como consecuencia lógica del éxito de lo anterior. En ellos entra en juego la confianza; y la perspectiva que la distancia otorga y es la única oportunidad que uno tiene para ver proyectada su vida si uno no fuese dos.

Luego están los que lo viven a distancia indefinidamente a la espera de que el destino les de una oportunidad de nuevo. En él se atrapan los enamorados de fotos en blanco y negro. Son guerras contra el tiempo donde tu cedes tus días y sentimientos por un tal vez. Si el sueño se vuelve realidad tocas a Dios... pero entonces quizá no quieras ser cristiano.

Por último hay amores que cruzan de la vida a la muerte. Amores de luto que se sienten en deuda con el pasado. Son amores dormidos que se perpetúan en todo aquello que fue. En ellos, tener fe u opción, se considera falta de educación. Se viven en sueños, el único lugar, el único momento... donde realmente tienen lugar.


Son cuatro clases de anillos que se han prometido desde siempre. Cuatro esferas que cruzan tiempos, espacios y edades. Anillos únicos que no caben en cualquier dedo.


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jueves, 2 de octubre de 2008

LA PRIMERA VEZ


El estómago le daba vueltas y vueltas. Apretaba su abdomen con las manos y se inclinaba hacia adelante haciendo fuerza con el único objetivo de fijar su interior. Sintió la presión de un ambiente inquieto cuando Juán le preguntó si estaba bien. Y ella no titubeó:

- Estoy mejor que nunca.


Todo estaba oscuras. Se sentía igual que cuando se activan los mecanismos de seguridad de las montañas rusas. Sabes que no puedes escapar. Sabes que será agónico. Sientes las ganas de romper a gritar que paren todo esto. Los segundos contaban en su contra. Alguien se los mostraba con la mano desde una esquina: tres... dos...uno.... Sus manos sudaban, los miedos más irracionales le asolaron en la cabeza. La atracción se puso en marcha. Ya no había opción. Había que seguir.

Irguió su mano temblorosa y cogió el micro. Cerró los ojos y los volvió a abrir al verse envuelta en una mar de luces; al tiempo se asustó: millones de personas coreaban su nombre. Tocó el cielo, tocó a Dios, la felicidad y el mayor pánico jamás creado. El telón se abrió justo ante ella por primera vez, la música dio su entrada, y ella, entró.

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ALQUILANDO UN CORAZÓN…




Los prototipos nunca me gustaron. Quizá esa sea la razón de que todo lo que construí con él, lo hiciese del revés.

De la misma forma que un texto comienza con mayúscula; en el principio de cualquier historia es necesario la declaración de uno logre suscitar el “sí” del otro tomándose de poco a mucho tiempo.
Nosotros debimos empezar con minúscula por que el día que nos conocimos alguien respondió un “no, lo siento” en vez del clásico “si, me encantaría” y todo ello dando respuesta a ninguna pregunta previa.

El primer beso.
Cosmopolitan asegura que más del 60% de la gente prevé el futuro de una relación a partir del primer beso. En ese caso… nuestro futuro se encuentra en proyecto hombre porque más que intercambio de saliva hicimos un cóctel de calimocho.

Hacerse de rogar.
La sabiduría popular dice que uno no debe parecer facilón y que todo lo que es bueno debe hacerse esperar… al minuto del primer beso vino el primer polvo. Pero todo mejora si todo esto es borracho, en una tienda de campaña y con intermedios para vomitar. Ni bonito, ni bueno ni de esperar. Al menos siempre podré encabezarle una carta de San Valentín rememorándole que “nuestra primera vez fue tan increíble como inolvidable”

Citas.
Hablemos de citas. La gente acostumbra a tener citas… o cita… o media si sale muy mal. Para ese día uno se arregla horas y horas, se está nervioso y expectante, llevas anotados al menos cien temas de conversación posibles y se elabora un plan de acción como ir a comer, un café o un cine.
La primera comida no me extrañaría que fuese un sándwich en la internacional a las 6 de la mañana, la primera vez que fuimos al cine éramos nueve y uno en cada esquina y el primer café a solas fue… puede que fuese hace un par de semanas. A estas alturas me quedó claro que lo nuestro iba a ser de todo menos convencional.

Aniversarios.
¿Qué hay de los aniversarios? Esas excusas románticas donde se conmemora el día a partir del cual tuviste que ser fiel y donde uno admite… ¡Qué bonita fue esa declaración de “¿Quieres salir conmigo?””Me gustaría estar contigo pero… sólo contigo” - Y… ¡Tras! Castrado!!! No. Ese no fue nuestro caso. Nosotros lo hicimos mejor, estábamos tan pedo tan pedo y le dimos tanta tantísima importancia que para acordarnos tuvimos que buscar la fecha en las fotos del bar donde estábamos… y seguimos sin saberlo por que vamos demasiado a ese bar.

Futuro.
Nosotros no tuvimos un primer beso o una primera vez. No tuvimos una cita o una fecha de aniversario, pero nada de eso tiene importancia cuando acordamos no tener futuro. Y en ese caso… ¿De qué me valdría recordar cómo fue la primer vez que toqué tu piel? ¿De qué valdría tener un aniversario? Nunca podré llevarte una rosa y darte las gracias por todo ese tiempo que nos regalamos.

No. Mejor así. Vivimos una historia marcha atrás donde el final parece aproximarse y paradójicamente cuantos menos metros faltan más cerca te he ido sintiendo. Por todo lo que nunca hicimos sí tendremos al fin que recordar un beso, un momento íntimo, una cita… pero no por ser el primero si no el último. La fecha que recordaré siempre será el día que tenga que despedirme y la primera vez que vi tu cara se transformaré en una imagen distorsionada por las lágrimas del último segundo en el que pueda tenerte cerca.

No tener futuro no fue tan malo. Disfrutas de cada momento sin preocuparte de cómo encajar el mañana juntos. Te hace ver que en esta vida lo importante quizá no es cómo empieza o cómo acaba si no todo aquello que se queda en medio: Pasamos prácticamente todo el verano viviendo juntos y todo lo que pienso recordar es tu afición por leer el periódico, los amigos que tenemos, las partidas de cartas, los desayunos al mediodía, nuestros juegos sexuales, las comidas que nos hicimos, los secretos que nos contamos, Paulo Coelho, lavarme los dientes viendo tu reflejo, el tacto de tu labios en mi cuerpo, el olor de tu ropa, los viajes que hicimos, las canciones que compartimos, tú tocando mi pelo y yo las caricias en tu espalda.

El haber vivido todo esto con un final estipulado me hace saber que para mí valiste suficientemente la pena como para dejarte alquilarme el corazón. Saber que cada paso que dimos no nos conducía a ningún sitio y sin embargo haber llegado tan lejos. No tener la oportunidad de prometerte nada más allá que hoy quiero dormir contigo y haber construido nuestra historia por la suma de días que decidimos pasar juntos hicieron que nuestra historia acabase como ese collar de bolas de madera que no tiene principio ni final.

No es la historia más convencional del mundo, pero es la nuestra. Tuya y mía; y no la cambiaría por nada. Quédate la llave.

PD: Te quiero.

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UNA TARDE DE DOMINGO POR LLEGAR…


Hay días que el sol impregna todo de un color especial. Aquel día las calles eran naranjas y entre sus orillas la brisa divagaba erizando los sentidos de todo el que pasara. Las hojas se postraban a los píes de toda superficie dotándola de colores por doquier y tú estabas allí, a mi lado, junto a mi.

Sin parar de hablar, tú, y de mirarte, yo; llegamos al lugar donde prometimos estar. La ciudad de edificios sin límites se quedaban atrás y sus sombras acababan aquí. La gente entraba y salía a través de sus grandes puertas sola o acompañada. Yo ralenticé tus pasos y tu fuiste ahogando tus palabras por que hay momentos en la vida donde hablar pierde trascendencia.

Un joven con guitarra en mano cantaba una canción que jamás había oído en la radio, canción que, posiblemente, será un eco en el recuerdo imposible de volver a escuchar. Más allá de sus lados jóvenes parejas permanecían tendidas sobre el césped, los niños correteaban tras pájaros esquivos o hacían del otoño juegos con bolas de nieve. Un hombre que se hacía cargo de un puesto ambulante nos vendió pipas. Nos regaló entretenimiento. Más adelante, un hombre de pies de metro y medio sostenía globos de helio. Vendía felicidad.

Al llegar al lago sacaste la cámara de fotos para inundarme bajo un flash. Aún con cara de posar me regalaste un beso y un abrazo. Hubo miles que le precedieron, solo esperaba que fuese el primero de mil más. Al fondo un grupo de jipis tocaban tambores y yenvés al ritmo de la música que ellos mismos se imponían recordando a los grupos celtas de verdad.

Minutos más tarde ambos estábamos en una barca que daba vueltas sobre si misma a voluntad. La luz rojiza lo envolvía todo, los árboles se asentaban enfilados alrededor, la música corría como las ondas del estanque, los remos enganchados y mis brazos abrazados con tu pecho de por medio. Leías dulce, tierno, como quien acuna un niño. Yo hundía mi nariz en tu pelo y de cuando en vez resolvía besarte. No había nadie más, tu, yo, y algo acerca de una leyenda personal.


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Una pastilla llamada Prozac...




No hace mucho contraje una enfermedad occidental. Se trata de un virus que se perpetúa en el aire y que altera el corazón. Su particularidad es que no tiene una condición degenerativa; desaparece con el tiempo o en el peor de los casos, convives con él por el resto de tu vida. Los síntomas son claros, ralentiza los latidos cardiacos segregando neurotoxinas que se filtran en la sangre produciendo sensaciones de angustia hasta depresión.

“No hay cura” - Dijo el médico - “Solo cabe esperar“ -Y extendió de su mano múltiples recetas para el dolor solapar.

Me pasé los días acudiendo a farmacias, tanto de día cómo de noche. Buscaba con ansia las pastillas que durante un tiempo limitado recuperaba mi constante vital. Algunas eran más grandes, otras más pequeñas. Algunas dejaban incluso un buen sabor de boca, y en otros casos la experiencia era fácil de olvidar. Debía guardar cama pero no reposo y de pastilla en pastilla cedí mi cuerpo a la medicina en pro de volver a un estado normal.

Un día, el día de San Juan, probé una medicina del mundo moderno llamada Prozac. Procuré la receta, pero no parecía ser de fiar. Me lo pensé unos días, y tiempo más tarde, deslicé su contenido en mis labios. No era dulce, ni de sabor amargo, pero sus efectos duraron algo más. Conocía los contras de repetirlo, sabía que las contraindicaciones eran grandes y que en un par de meses el tratamiento debía de finalizar. Aún así, cansado de contener el dolor, lo hice de nuevo, a oscuras me mantuve cómplice a los riesgos, una y otra vez.

Con el tiempo el Prozac se volvía más dulce, y yo aumentaba la posología y la cantidad. Perdí dinero con él, pero aunque parezca una aberración, no me arrepiento. Día tras día mantenía en el cuerpo más y más de él, volviéndome adicto a una droga que no busqué, si no que encontré por casualidad. Tengo claro que dentro de tres semanas puedo sufrir un síndrome de abstinencia, pero es un pulso a la vida que no pienso dejar pasar.

Cuando sé que se acerca el momento de tomarlo mi pulso vuelve a acelerarse, la angustia cambia de bando y recuerdo que hace tiempo que he dejado de estar enfermo, sólo que ahora... lo consumo a voluntad.