miércoles, 12 de enero de 2011

ENAMORARSE


¿Alguna vez os enamorasteis?

Yo me enamoré perdidamente hace mucho tiempo.

Por aquel entonces podía pasarme horas fundiendo mis labios con los suyos hasta tal punto, que al separarlos, sintiese que algo faltaba en mi boca. Los besos nunca eran suficientes, sobre todo los de despedida. En algunos besos cerraba inconscientemente los ojos y me perdía de cabeza en ese mundo mío y suyo y nuestro; otras veces mantenía los párpados bien abiertos para verlo mejor, la perfección de su rostro mientras escondía sus labios entre los míos.

En aquella etapa sus ojos nunca me cansaban: Como siempre me pasó con el fuego o el mar, podía mirarlos hasta perder la noción del tiempo. Por que cuando miras algo que te parece sublime el tiempo se pierde, se suspende; por que quieres permanecer en ese estado toda la vida. Y esa idea, mirando sus ojos, era total y racionalmente perfecta.

Creo que nunca sonreí tanto como cuando estaba enamorado. Me reía continuamente, de él, por él, con él... sonreía por la calle y soltaba carcajadas a mandíbula batiente cuando en cama me hacía cosquillas. Ahora si me miro al espejo y veo marcas de expresión y patas de gallo he de reconocer que son la huella de las muchas veces que a lo largo de mi vida me he reído.

Recuerdo el inocente pudor innato de la juventud al encontrar nuestras manos en público. Entrecruzándonos los dedos, lentos y torpes, nerviosos y suaves.

Enamorado descubrí el buen sexo. O quizá en vez de sexo descubrí lo que era hacer el amor. A veces más dulce, otras más pasional... lo que siempre tenían en común eran las mutuas ganas de fundir nuestros cuerpos en uno, como si la piel y la materia molestase. Si, creo que eso era hacer el amor: el acto irrefrenable de juntar a dos personas que quieren ser una de manera atemporal.

Si, enamorarse es único. Quizá repetible, pero siempre único.

Con los años, con la edad, con la vida y los caminos un día ese lazo se rompe; y a veces me pregunto... después de algo tan fuerte, de una experiencia vital que te cambia por completo la percepción de todo... después de enamorarse y separarse... ¿Nos rehacemos completamente? ¿Volvemos al punto original? Claramente volvemos a ser solteros pero... ¿Hemos perdido una parte de nosotros mismos que nunca volveremos a recuperar?

Quizá, con el tiempo, volver a enamorase es cada vez más difícil por el miedo a que te vuelvan a hacer daño, o por el miedo a hacerlo, o por no volver a pasar el mono que te otorga la droga del amor.

Quizá madurar no sea tan bueno en ese sentido. Antes en las citas sólo había que aprobar química. Ahora los hacemos pasar por todo un examen de selectividad. Antes sólo buscábamos algo que nos encendiese nuestra luz interior. Ahora elegimos el voltaje, el consumo, el color, la forma y el tamaño. ¿No nos habremos vuelto demasiado exigentes? ¿Cuándo nos hemos vuelto tan cínicos en el amor?

Recuerdo cuando era un poco más joven y ser feliz no costaba tanto. Recuerdo cuando la despreocupación lo llenaba todo, cuando veíamos el mundo como un lugar bonito e inocente, cuando lo poco que había lo valorábamos enormemente, cuando teníamos sueños o cuando un beso en una noche me iluminaba los ojos durante meses.

¿Será imposible volver atrás?

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