lunes, 21 de marzo de 2011

Sexo en Madrid _ 1x22 _ Decir o no decir


Los seres humanos cometemos errores a diario. La cagamos contínuamente. A veces nuestras meteduras de pata sólo nos afectan a nosotros mismos. Otras veces nuestros errores afectan a los demás. Y para eso nació la mentira. En el Siglo XXI mentir estaba a la orden del día, tanto, que un concepto simple y claro se había convertido en un término lleno de matices. Así, la mentira podía ser de distintos tipos. Estaba la automentira...


Xacobe: ¡Oh por Dios! ¡Eso no es engañar! ¡Los polvos extramaritales del primer mes de relación nunca cuentan!

Oscar - Hemos pasado el mes Xaco

Juan - Y para ti los cuernos no cuentan nunca Xacobe. Da igual que sea en el primer mes que en primer año.

Xacobe - ¡Eso no es verdad!

Lucía - ¡Sí! ¡¡Recuerdo que cuando Juan y tú salíais juntos, al año más o menos tú pusiste los cuernos con un chico!!

Xacobe - Uno: No fueron cuernos, fue un beso. Dos: Estábamos pasando una mala época y así tampoco cuenta.

Oscar - ¿Y si está en el extranjero se considera infidelidad?

Xacobe: ¡¡No!! ¡¡Por Dios no!! ¡¡Tú ni siquiera sabías si iba a volver!! Podrían haberle denegado el pasaporte.

Lucía - Xaco esto no es EEUU.

Juan - ¡He aquí mi ex: Un hombre con una personalidad perfectamente diseñada para exculparse a sí mismo siempre que lo necesite. Para él mentir es siempre relativo, engañar siempre tiene razón de ser y cometer un error, en el caso de admitirlo, siempre está lleno de atenuantes!!

Xacobe - Que te den.


... la mentira piadosa...


Lucía - Cielo, sé que te sientes culpable pero ¿No crees que es mejor que no se lo digas? Piénsalo un momento... si se lo dices vas a hacerle daño, vas a ser ese capullo español que le rompió el corazón. ¿Para qué hacerle sufrir?

Juan - ¡Eso es tan típico de las mujeres! Los hombres somos infieles y lo decimos, las mujeres sacáis la pata fuera y os lo lleváis a la tumba. Así el mundo cree que los hombres siempre somos infieles por naturaleza y en realidad uno de cada cuatro de nosotros tenemos un padre falso.

Lucía - ¡Venga hombre! ¿Eso de dónde lo sacaste? ¿Del Cosmopolitan?

Xacobe - Yo lo leí en el periódico...


...la mentira por omisión...


Juan - Da igual, la cuestión es que no tienes porqué mentirle.

Oscar - ¿Entonces debo decirle la verdad?

Juan - ¡¡No!! ¡Simplemente no le digas nada!

Oscar - ¿Perdón?

Juan - Va a llegar dentro de dos horas y en pleno aeropuerto va a decirte "Hola cariño ¿Me has puesto los cuernos?" ¡No! Pues no se lo digas

Lucía - Por favor Juan... ¡No decir algo es lo mismo que mentir!

Juan - Claro doña "miéntele por no hacerle daño"

Xacobe - ¡Pero que no tiene que mentir! ¡Que no son cuernos!

Oscar - Chicos parad. En serio. Gracias por vuestros consejos y opiniones pero la verdad es que por muy poco tiempo que llevásemos le engañé Xaco; Lu no decírselo haría que estuviese con una persona que realmente no conoce, y honestamente Juan, no sé cuanto tiempo podría ocultar algo así. Cuando le besase, cuando hiciésemos el amor, cuando me diga "te quiero" me sentiría como un impostor. Lo hice. Le puse los cuernos. Pensé que Nacho tenía novio y me volví loco. Está claro que una parte de mi aún quiere a Nacho y quiera o no quiera Vincent merece saberlo. Merece saber que hay alguien de mi pasado que aún está en mi presente y que no lo quería lo suficiente como para dejar todo lo demás a un lado. Lo hice, le puse los cuernos, y no puedo mentirle.

Lucía - Vas a perderlo

Juan - Totalmente

Xacobe - Y por una gilipollez


... y está la verdad.

Mentir puede ser un mundo lleno de posibilidades, sobre una mentira siempre se puede construir otra y otra más. Y mentimos, todos mentimos, mentimos para no hacer daño a terceros, porque creemos que estamos en nuestro derecho de hacerlo, mentimos para protegernos o mentimos por partes para hacernos sentir un poco mejor. La verdad es que la mentira entra en nuestro día a día y forma una parte cotidiana de nuestra vida. Si. Siempre nos quedará la mentira como siempre nos quedará París... pero decir la verdad es un camino recto y sin atajos, y en ese camino... no hay vuelta atrás.

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