lunes, 21 de marzo de 2011

Sexo en Madrid _ 1x18 _ Confianza, cuernos y celos


Dicen que los celos son una reacción natural ante el miedo de perder algo que estimas. Para algunos los celos es un sentimiento innato, para otros... desconocido. Sin embargo ¿Cuánto hay de sano en ese sentimiento?

Enfocado desde el punto de vista más entrañable los celos no dejan de ser una muestra de afecto. La demostración de que hay algo que quieres y que no quieres perder, ni compartir, ni sentir lejos. ¿Pero cual es el límite?

Lucía se había envuelto en lo que en occidente denominamos una "relación a distancia". ¿Pero... cuánto puedes confiar en una persona que rompe con su pareja para elegirte a ti? ¿Acaso no puede repetirse esa situación? En un mundo donde ser infiel es algo tan común como comprar el pan y tan fácil como robárselo a un niño... ¿No es imposible no sentirse celoso?

Lucía no era celosa, nunca lo había sido. Para ella mantener una relación a distancia no era arriesgado.

Pero ella era mi mejor amiga, y para mí que mantuviese una relación a distancia sí era algo potencialmente peligroso.

Lucía - Dime una cosa... si viviésemos en la misma ciudad... y más en una ciudad de más de 6 millones de habitantes... ¿Crees que no podría acostarse con quien quisiese, cuando quisiese y cuantas veces le apeteciese? ¡Y yo nunca me enteraría! Ayer mismo tuvimos esa conversación y llegamos a la misma conclusión... ¿Qué sentido tendría mantener una relación a distancia si lo que quieres es tener sexo con otras personas? Si él o yo conociésemos a otra persona ¿Para qué seguiríamos juntos? ¿Para hacernos daño? ¿Para ser infelices tanto uno como el otro? Yo en ese sentido lo tengo claro, si en algún momento quiero a otro chico será la demostración de que lo que tengo no me llena, entonces lo dejaría y Sergio tendría que entenderlo, porque esas cosas pasan, nadie es culpable de enamorarse o de querer tener sexo con otra persona. Y pensar en si él me estaría poniéndome los cuernos no sirve para nada cielo, ¿Para qué? ¿Para rallarse y no disfrutar de lo que tienes por el miedo a lo que un día podría pensar? Que llegue lo que tenga que llegar, pero mientras... disfrutemos ¿No? ¿Eh..?

Y me sonrió. Así es Lucía, una especie evolucionada de la sociedad con la sonrisa más tierna del mundo. Así que me tranquilicé y dejé que cogiese de nuevo el teléfono y disfrutase de ese aparejador de Castellón llamado Sergio.

Xacobe había conseguido poner fin a su duelo de ruptura con el brasileiro. Pasadas las etapas de negación, depresión y puterío llegó por fin a la última base: el equilibrio. Y curiosamente, fue entonces, cuando Xacobe había rehecho su vida, cuando el brasileiro empezó a sentir su ausencia y el vacío que este le había dejado. Parece ser que hasta el mayor semental tiene el riesgo de acostumbrarse a alguien y acabar echándolo de menos. O lo que es peor, de sentir miedo de que ese alguien que ya no está en tu casa esté en casa de otro. La parte positiva de todo aquello es aquella enfermiza reacción no hacía más que confirmar a Xacobe que su decisión había sido la correcta. Y con el ánimo y el ego reconstruido, por fin, Xacobe había vuelto en todo su esplendor. Pero Xacobe apenas habla de sus sentimientos ¿Cómo lo supimos? Bastaba escuchar la música que ponía mientras se duchaba: Adios Celine Dion, bienvenida Shakira.

En la habitación de enfrente el sueño de una noche de verano empezaba a travesar su primer otoño. Las relaciones de Juan solían ser caducas pero con Josete algo era distinto... fue le primero en aprobar el examen de los compañeros de piso, se había convertido en el 5º inquilino de nuestra casa y por último, y prueba más irrefutable de cuan distintas eran las cosas... Juan lo había integrado en nuestras vidas. Normalmente los novios de Juan eran de acceso limitado: podías conocer su nombre, ver su aspecto, pero el lugar de estos en el piso estaba reducido a su habitación, no tenías permiso para ir con ellos a tomar café o para compartir planes comunes. Josete había conseguido el pase VIP. Pero a fuego lento se empezó a cocer un sentimiento dentro de él. Los celos.

Adicto al porno y al cibersexo, Juan tenía serios problemas para desintoxicarse. Y cuando uno se ve obligado a dejar una adicción y no es capaz sólo hace una cosa: miente. Pero mentir es una asunto peligroso: si la mentira se descubre germina algo prácticamente imposible de extirpar: desconfianza.

Y así ocurrió. La desconfianza se instaló en esa relación y lejos de optar por las vías de la comunicación Juan optó por mentir y Josete por espiar. Pero eso será para el próximo capítulo.

Por mi parte yo seguía con mi trabajo de Long Play los fines de semana. En el tiempo que llevaba trabajado había podido conocer a la mayor parte de la gente y me había trabajado a una buena parte de ellos. Cada vez que entraba en la discoteca recibía saludos y guiños con una considerable asiduidad. Pero ahora ya todo era distinto, por primera vez en un año, por primera vez después de Nacho, Oscar, el putilla alcohólico relaciones de Long Play tenía novio. Y aunque la palabra pareja me producía urticaria bastaba ver a Vincent para tranquilizarme y entender que aqueyo era lo correcto. Cada fin de semana venía a hacerme compañía y cada fin de semana observaba callado y manteniendo la compostura cómo su novio era objetivo de varios intentos de seducción. Quizá un español lo hubiese entendido mejor: al fin y al cabo basta con ser joven y no obeso para ser objetivo de mil gays salidos y borrachos. Pero Vincent era francés, y mi novio, y salía con el relaciones públicas de Long Play; y por más que le arropase con besos y abrazos la inseguridad era palpable en su cara.

Y aunque yo aún no lo sabía... tendría razones para estarlo.

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