lunes, 21 de marzo de 2011

Sexo en Madrid _ 1x15 _ Love happens


Love The Way You Lie Part 2 FT Alex Feather Akimov


Pueden pasar años sin que ocurra nada importante, y de repente, un día, todo cambia.

Aquel domingo de enero me desperté por primera vez en mucho tiempo sin extrañar a Nacho en mi cama. Me colé en la ducha mientras cantaba a pleno pulmón todas las canciones que sonaban en la radio. Era un placer cerrar los ojos y por fin estar en paz. Me había pasado demasiado tiempo creyendo que el amor no volvería a instalarse en mi vida, había llegado a aceptar el hecho de es posible vivir toda la vida extrañando a alguien sin dejar lugar ni espacio a nadie más. Resignado me había perdido mil veces entre sábanas y alcohol, me había vendido al mundo del placer y de la música alta para no escuchar nada de lo que mi corazón quería decir. Pero como suelen decir... el amor llega cuando menos te lo esperas.

Al salir de la ducha entré en la habitación de Xacobe. Este estaba tendido sobre la cama con el ordenador sobre las piernas. Todo parecía normal, pero sin embargo algo estaba suspendido en el aire, algo iba mal. A veces no hace falta que una persona diga nada, el día a día te enseña cómo funciona cada persona. Y Xacobe funcionaba mal. Me senté a su lado y le pregunté qué le pasaba. Sabía que su respuesta sería cínica y desprovista de sentimientos, pero también sabía que con él siempre había que leer entre líneas.

La historia con el brasileiro le estaba quemando. Más allá de su deseo por sentirse exclusivo, más allá de su jarterio de la frase de "nos estamos conociendo", más allá incluso de su sueño de ser importante para él su propio amor propio se estaba deteriorando, se estaba perdiendo en una relación donde su papel era minúsculo. Había cedido a la creencia de que el amor entre dos personas no es sostenible y que la fidelidad es una imposición social nada realista. Y por muy progresista que quisiese ser, por muy frío y pragmático que se esforzase por permanecer ante la vida, Robert, el brasileiro, le estaba robando día a día, centímetro a centímetro, ilusiones, sueños y esperanza. Esa parte de nosotros mismos que lucha por creer estaba siendo ahogada al intentar amar a una persona que sólo amaba la itinerancia de la vida. Y cuando uno es consciente de eso ya no puede volverse atrás. Jacobo quería al brasileiro, pero se quería más a sí mismo.

Después de estar con Jacobo me dirigí al campo de las naciones. Allí quedé con Vincent, un chico francés que estaba haciendo un año de su carrera de económicas en España. El mismo chico que la noche de la amnesia por GHB perdió su cazadora y me escribió en el brazo su número de teléfono y una nota de agradecimiento por dejarle mi cazadora. Allí estaba él, con su pelo rubio, su cara morena, sus labios rojos y su sonrisa pícara, su cuerpo cuidado y bronceado, y como todo buen francés, luciendo un buen gusto por la ropa. Estaba nervioso, y después de 4 horas de conversaciones y paseos por el parque seguía estando nervioso. Vincent era divertido, era realmente guapo, quizá el chico más guapo con el que estuve jamás, y en sus ojos Nacho no estaba. Era el único lugar de la tierra donde me sentía a salvo, cerca de él, cuando en silencio y nervioso le miraba sus increíbles ojos.

Dejé a Vincent con un beso en la mejilla lo más cerca posible de sus labios y al llegar a casa comprobé que Juan y Lucía ya habían llegado.

Juan, siguiendo sus costumbres, al parecer había estado las vacaciones enteras mandándose mensajes con un chico que había conocido por Bakala llamado Josete. Había llegado, dejado las maletas, cogido la moto e ido destino Arganda del Rey a conocerlo.

Lucía estaba en su cuarto. La muy perra estaba morena en pleno Enero y rebosaba de alegría. Como una adolescente me pidió que me sentase para contarme su viaje. Al parecer Castellón era una de esas ciudades que a pesar de todo lo malo rebosaba de encanto en cada una de sus esquinas. Olía a sur y a mar, combinaba las palmeras con cielos despejados y playas de revista, casas de lujo con chicos surfistas, y lo mejor de todo... discotecas a pie de playa con antorchas encendidas y tumbonas blancas para tomar cócteles mirando el mar y las estrellas. Después de enseñarme las fotos y sus tour turísticos empezó a hablarme de un grupo de gente que había conocido. Un tal Sergio con novia que tenía un culo de infarto le había hecho especial atención. Me explicaba cómo le quedaban los dockers sobre su trasero cuando el móvil de Lucía nos interrumpió.

Dicen que el amor no se busca, te encuentra. Dicen que a veces la realidad supera la ficción. Dicen muchas cosas, pero esas dos eran pura verdad...

Y voilà, tal cual película romántica de improbables coincidencias ese tal Sergio con novia llamaba al teléfono de Lucía en ese preciso instante. Esa llamada nos alejaría más de lo que nunca pudiese imaginar.

Xacobe reabría su bakala y envió cientos de mensajes. No tenía ni idea de que ya había visto la cara de alguien que le cambiaría la vida.

Juan aparcaba la moto y besaba la mejilla de un joven chico por la que un día correrían lágrimas de dolor.

Yo miraba a Lucía y pensaba en Vincent, en Vincent... y en Nacho.



No hay comentarios:

Publicar un comentario