lunes, 21 de marzo de 2011

Sexo en Madrid _ 1x07_ Lo que fuimos, lo que somos.


Se dice que cada uno diseña su propia vida... y puede que sea cierto.

Cada uno de nosotros teníamos un pasado en Coruña, pero tres meses después los cuatro vivíamos realidades muy diferentes.

Juan tenía un trabajo donde cobraba el doble y un ritmo de vida donde gastaba el tripe. Había salido con Carlos pero este había desaparecido de la noche a la mañana. 50 tíos y 50000 prácticas de onanismo después empezó a tener citas con un tal Javi. Se había vuelto totalmente necesitado de afecto y sexo: pasaba de casado a putón para volver al matrimonio de nuevo.

En su nueva vida Xacobe había desarrollado un gusto exquisito por la ropa cara y por los hombres que podían pagarla. Sus pretendientes se acumulaban en la puerta y él sentía una gran empatía por cada una de sus carteras. Noches en hoteles, cenas de marisco y sujeto pasivo de tantos regalos como plátanos. Lo suyo era toda una ascensión a cuatro patas.

Lucía había venido a Madrid para abrirse camino en el mundo empresarial. Tres meses después de becaría... la sensible, paciente y entrañable Lucía se dejaba medio sueldo en un psicoterapeuta que le ayudaba a controlar la ira y estrés. Los príncipes azules o eran anodinos o anormales o de gustos anales.

Yo había venido para poder trabajar en la posproducción audiovisual. 90 días como becario llevando cafés y rellenando partes de producción fueron acompañados de 90 días de excesos de sexo y alcohol. El fin de semana anterior me habían ofrecido ser relaciones públicas de Long Play. Una vida a 100 por hora... ¿Pero escapando de qué?


Todos habíamos cambiado. Eso era una realidad innegable, pero ¿Eran esas las vidas que queríamos?

Juan siempre había sido una persona fuerte y segura de si misma. Ahora parecía sentirse solo a todas horas.

Xacobe había dejado atrás todas las burlas y chismorreos del pueblo. Ahora su debilidad era su máxima fortaleza y su lema se basaba en el tópico "Que hablen bien o que hablen mal, pero que hablen".

El chi de Lucía se bloqueaba cada vez que perdía un metro, sus sueños se tambaleaban, su carácter estaba fuera de control y la decepción se acumulaba día tras día.

Yo bebía y follaba, bebía y follaba y bebía y follaba. Y al final de cada noche mi mente siempre volvía a él.

Una vez leí : "Es increíble como alguien puede romperte el corazón y sin embargo sigues amándolo con cada uno de tus pedacitos".

Aquello era totalmente cierto.

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