domingo, 1 de mayo de 2011

Sexo en Madrid _ 2x01_ Tengo algo que contarte

La vida es como una serie. Vivimos capítulos, atravesamos temporadas. Podemos pasar meses sin que nada ocurra y en un día puede ocurrir de todo.


4 Meses después. Hospital Gregorio Marañón.

Un pasillo blanco con luces blancas envuelven un silencio sólo roto por el frío sonido de su taconeo. Lucía corre todo lo rápido que puede. Al doblar la esquina se encuentra con Juan frente a la puerta del Box de Urgencias. Tiene mala cara y está visiblemente asustado. Lucía decide respirar, respirar por ambos. En cuanto Juan la ve ambos corren a abrazarse.

Juan - Me alegro de verte. Estás preciosa.

Lucía le sonríe.

Lucía - ...¿Qué ha pasado?

Juan - No lo sé Lu... yo estaba en casa y él también, yo..., yo salí de la habitación a la cocina..., él estaba hablando con su hermana y cuando crucé por él salón estaba allí y... y no sé... no sabía que hacer...

A Juan le costaba hablar, parecía estar en estado de shock. Lucía agarra sus manos y lo mira a los ojos.

Juan - Él respiraba sin parar, como si se ahogase, estaba con una mano en el suelo... respiraba rápido y creía que se ahogaba... estaba pálido, apenas podía hablar y... yo no conseguía que respirase así que llamé a una ambulancia. Hace ya dos horas que está ahí dentro y no me dejan pasar. Él estaba nervioso, no quería estar sólo pero no puedo pasar...

Lucía - Hey... está bien... tranquilo... está bien... - Lucía lo abraza de nuevo - ¿Han dicho algo los médicos?

Juan - Dicen que fue un ataque de ansiedad

Lucía - ¿Un ataque de ansiedad?

Juan - No lo sé. Yo de estas cosas no entiendo; él parecía estar bien y de repente... no lo sé... sólo sé que le han dado tranquilizantes y hasta que esté estable prefieren que nadie entre. No he podido verlo.

Lucía - Está bien, no te preocupes ¿Ok? Estate tranquilo.

Juan - Sí... estoy bien.

Lucía - Vale

Juan- ... ¿Y tus maletas?

Lucía - Las tiene Sergio.

Juan - ¿Sergio está aquí?

Lucía - Sí, está en la cafetería. No me dejaban pasar con ellas así que se quedó en la cafetería esperando. Voy a llamarle, estate tranquilo ¿Vale?

Lucía saca su móvil del bolso y nerviosa intenta llamar a Sergio.

Doctora - Señora, lo siento pero no se pueden usar móviles en Urgencias.

Lucía - Ah... lo siento. Saldré fuera.

Doctora - ¿Es usted familiar de Oscar Lojo?

Lucía - Sí, nosotros dos. Él... ¿Está bien??

Doctora - Está estable, podéis pasar a verlo de uno en uno, pero no lo alteréis: intentad que esté lo más calmado posible ¿De acuerdo? Le hemos administrado Diazepam así que no os asustéis si lo encontráis aturdido.

Juan - Doctora

Doctora - ¿Sí?

Juan - ¿Podemos hacer algo?... Me refiero... ¿Tiene alguna clase de secuela o algo?

Doctora - Hoy en día los ataques de pánico son muy comunes, sin embargo debemos derivarlo a psiquiatría para que le hagan una evaluación psicológica y determinen si sería, o no, necesario que siguiese algún tipo de terapia o tratamiento farmacológico. Lo único que pueden hacer es estar a su lado... los próximos días le resultarán difíciles. Los veré luego para darle el alta.

Ambos observan cómo la doctora se aleja. Ninguno se hubiese imaginado en una situación semejante un par de meses atrás. Lucía decide reaccionar por ambos.

Lucía - Escucha, vete a la cafetería, habla con Sergio, tranquilízate, tómate algo, y cuando estés algo mejor vente ¿De acuerdo? Si Oscar te ve así aún se va a asustar. Estate tranquilo, yo voy dentro.

Juan asiente y se queda observando como Lucía pide indicaciones a una enfermera y entra en la sala de boxes. Sigue la dirección del dedo de la enfermera y se dirige a uno de los cubículos con las cortinas medio echadas.

Ahí estaba, inmóvil sobre una camilla cubierta con ese papel blanco y arrugado. Su rostro estaba pálido, le habían sacado la camiseta y en brazo le habían colocado una vía. Sus ojos estaban entrecerrados mirando ausente la nada.

Lucía - Peque...

Lucía se acerca a la camilla y lo coge de la mano. Oscar reconoce su voz, gira la cabeza y la mira. Sonríe, sonríe de verdad.

Oscar - Te has cortado el pelo

Lucía - ¿Te gusta?

Oscar - Estás preciosa

Ambos se miran, ambos sonríen, ambos unidos de la mano. A veces los segundos de silencio entre dos personas logran cargarse de información. En ese silencio intenso ambos ocultaban el miedo, la intensidad del momento, el cariño, el dolor y toda la mezcla de sentimientos que corrían sin rumbo a través de sus dedos entrelazados.

Oscar - ¿Qué haces aquí?

Habla despacio, entre cansado y ausente, con esfuerzo.

Lucía - Me han dicho que los vestidos de Cibeles estarán rabajados mañana en un showroom cerca de Colón ¿Qué quieres? ¡No me lo podía perder!

Oscar intenta sonreír de nuevo.

Lucía - ...¿Cómo estás?

Oscar - ... confuso.

Lucía se sienta con él en la camilla, lo abraza y mantiene una mano entrelazada con la suya. Siente su respiración, cada vez más lenta, más relajada. De repente te levantas un día, tienes que cuidar a alguien y caes en la cuenta de que crecer es ayudar aún sin saber cómo hacerlo. Oscar se ha dormido, genial, ahora ya puede ser ella misma y llorar.



4 horas más tarde. Salón del piso. 3 tazas de café y un cenicero lleno de colillas.

Lucía - ¿Que tal está?

Juan - Se ha dormido completamente. Dicen los médicos que debiera tardar en despertarse pero que si se despierta y se despeja le pongamos un miligramo de esto bajo la boca.

Sergio coge el bote de pastillas - ¿Qué es?

Lucía lo observa - Tranquimacín, lo toma mi madre desde que murió su padre.

Juan - Oye chicos dormir en mi cama, yo me quedaré en un colchón al lado de Oscar por si despierta. ¿A qué hora os sale el vuelo mañana?

Lucía - Aún no lo hemos comprado. Cuando me llamaste cogimos el primer avión que estaba disponible así que no compramos la vuelta. De todas maneras hemos estado hablando y si no te importa me gustaría quedarme aquí unos días, así puedo estar con Óscar mientras tú estás en el trabajo y Jacobo sigue en Canarias.

Juan - Claro, esta sigue siendo tu casa, pero ¿No tienes entrevistas o algo en Castellón?

Lucía - Nada importante, la crisis está en todos sitios. Oye ¿Qué tal Jacobo?

Juan - Pues en las nubes, últimamente pasa más tiempo fuera de la península que en ella.

Lucía - ¿Así que va en serio?

Juan - Eso parece, con la tontería llevan 4 meses hablando todos los días y hacen uno o dos viajes cada mes para verse.

Lucía - ¿Se llamaba Luis no?

Juan - Luis si

Sergio - Chicos, yo si no os importa me voy para cama que llevo demasiadas horas sin dormir.

Lucía - Vale nene, voy ahora. Oye Jhon... ¿Y tú?... ¿Que tal estás?

Juan - Yo estoy bien. En fin, trabajando que no es poco.

Lucía - ¿Y de Josete?

Juan - Nada, no se nada. Desde que lo dejamos no volvimos a hablar. Jacobo y Oscar aún quedan con él algún fin de semana pero de momento yo prefiero quedarme al margen.

Lucía - Ya... bueno y cuéntame ¿Quien es ese Victor?

Juan - Ya veo que las noticias corren eh!

Lucía - ¿Qué esperabas?

Juan - Nada, de momento nada, paso a paso. Aún acabo de salir de una como para meterme en otra.

Lucía - ¿Y Oscar? ¿Tienes idea de por dónde ha venido todo esto?

Juan - Pues no lo sé. Ya sabes que el contrato en los estudios Solpor se le había acabado, luego te fuiste tú, se comió la historia entera de mi ruptura con Josete, yo empecé con los turnos rotativos, Jacobo con el canario... Luego hace unas semanas nos fuimos a Galicia, en Semana Santa, al principio se fue a casa de sus padres pero ya sabes que allí uno no aguanta vivo más de dos días así que se vino a Coruña y se cruzó con Nacho en la primera noche.

Lucía - Mierda...

Juan - Si. Y repitieron lo de Navidad. Se vieron, hablaron, se abrazaron, lloraron y acabaron durmiendo juntos hasta que nos volvimos

Lucía - ¿Y te dijo algo?

Juan - No, nada, no quiso hablar del tema, ni de su familia ni de Nacho ni de nada. La verdad es que no tenemos tampoco mucho tiempo para coincidir.

Lucía - A veces odio crecer.

Juan - Ya te digo.... Oye ve a acostarte anda que si no mañana vamos a estar todos para el arrastre.

Lucía - Si, tienes razón. ¿Te recojo esto?

Juan - Que va, déjalo, mañana ya lo recojo yo.

Lucía - Oye

Juan - Dime

Lucía - Me alegro de veros de nuevo.

Juan - ¿Eres feliz en Castellón?

Lucía - Mucho

Juan - Entonces yo también me alegro. Mañana hablamos.


El ser humano, nace, crece, se frustra, intenta entenderse, y muere. Nos pasamos la vida queriendo ser adultos para querer volver a ser adolescentes, pero el día en que descubres que tus padres son frágiles, cuando la muerte pasa por tu lado, cuando tienes más cosas que recordar que vivir, cuando la suma de años significa menos salud o más responsabilidades; cuando la inocencia se desvanece y la realidad se muestra... ese día, todo cambia y crecer se vuelve aterrador.


2 comentarios:

  1. que ganas tenia de que empezara la temporada aunque el primer capitulo fuese duro..........

    ResponderEliminar