viernes, 28 de noviembre de 2008

UNA PELÍCULA SIN PALABRAS




Carlos llevaba oras sentado frente a su ordenador una fría tarde de invierno. Su café se templaba entre decenas de papeles, reseñas de un trabajo pendiente que no podía esperar. El ruido del viento contra la ventana fueron un reclamo suficiente para su atención y mientras la tarde caía en la penumbra decidió contrarrestar los efectos del cansancio mental recalentando el café, encendiendo un cigarro y poniendo algo de música en el ordenador. En su búsqueda por esto último un juego de palabras en youtube le rediccionaron a un rincón perdido de su memoria.

Carlos tenía unos 11 años. Tres veces a la semana iba a una escuela de inglés situada en la plaza de su pueblo. Un día, un día de verano, le exhibieron en la clase una película entera en versión original, por supuesto, en inglés, incoherentemente, sin subtítulos. Carlos no entendía más que lo que subjetivamente le decían las imágenes y sin embargo, esa película, para él, le diría más que ninguna en toda su vida.

Desde su principio, hasta su final, Carlos reescribió en su cabeza lo que cada escena contaba. Era una película de amor hecha por sí mismo; la mejor biblia del corazón que nadie le había desvelado jamás. Cada escena levantaba así un magnetismo mágico, una atracción irrefrenable frente al amor, que un día, el podría dar y recibir.

Cómo es propio en una película hecha a la medida de lo que sientes, la emoción era tan fuerte que sucumbía una y otra vez a cada sonrisa y lágrima. Si la actriz se declaraba llorando él ponía en su boca todo lo que él esperaría oir; si ella explicaba su dolor, Carlos retrataba sus sentimientos con los suyos.

Desde el principio, hasta el final, Carlos definió sin quererlo sus primeras máximas acerca del amor.

Al acabar de verla su profesora le regaló la película, era para él; era su película.

Carlos nunca quiso saber la verdad; se limitaba a verla cada cierto tiempo y a disfrutar reponiendo de nuevo los diálogos, aportando lo que los días le habían enseñado, reportándose lo que necesitaba.

Ahora Carlos tiene el doble de edad. Ya supo lo que era amar, y por desgracia también aprendió como se encadenan la felicidad y el dolor a una misma persona y en un mismo sentimiento ahogando todo el espacio en un mismo corazón. Había perdido una gran parte de su inocencia, y con ella, el recuerdo de la primera vez que imaginó cómo sería la vida queriendo ser dos.


Carlos tenía ante sí el vídeo de su escena preferida, sobraba el título, bastaba un solo fotograma. Lo vió y recordó su viejo guión ante la vida. Pensó en Ana, su novia, y en como algo tan sencillo cómo querer podía a veces volverse tan complicado, confuso, difuso.

Carlos tenía 22 años. El doble de edad, la mitad de inocencia, el doble de miedo y la mitad de esperanza. "Hay aspectos en los que uno debiera ser siempre un niño" - pensó, y por el rabillo del ojo suscitó la última lágrima que le brindó esa película. "Debiera bastar querer" - pensó - "Debiera bastar querer" "Debiera bastar..." "¿Por qué?".

Recordó que siempre había creído que Jules no se había quedado con Michael por no decirle "Te quiero" y que así que la dificultad en el amor estribaba en sólo ser sincero. "Debió habérselo dicho" - pensaba siempre; pero lo cierto, es que debían haber sucedido muchas más cosas por que Carlos, a sus 22 años, había confesado honestamente muchos te quieros y seguían sin surgir efecto.

3 comentarios:

  1. que bonito...
    lo cierto es que sería todo mucho más fácil si bastase con querer a alguien, nosotros más que nadie lo sabríamos, no?
    encuentra unos minutos para escribir al día ;)
    te quiero

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  2. holap,
    por fotolog ya no pasas, se exan en falta tus reflexiones, la historia de carlos es verdadera o solo es mi percepción?
    espero que todo te vaya genial, por lo menos veo que aquello a lo que tenias temor, va muy bien :D, pero también espero que ya te hayas creado tu grupo en madrid.
    Has visto la peli "los niños de Huang Shi", a mi me impactó mucho, sobretodo la historia real.
    No dejes de escribir, o mejor dicho, no dejes de "publicar" lo que escribes.
    Que te vaya bien!
    un saludo del "desconocido" :D

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  3. Dios...me has asustado a mi también..SI, soy Jaime el del flog que vive en Paris, y prometo que no he urdido ningún plan para asustarte lool

    Normal que los primeros parrafos coincidan..ambos hemos dejado nuestra vida anterior :D eso sí, me alegro que el resto NO lo hagan, por lo menos que a alguien le vaya bien en el amor :D

    Lo de trotamundos...tp he ido a tantos sitios jaja...este año fue MI año viajero(en febrero welvo a Grecia :P)

    Después del shock de mi blog, espero que otro día no muy lejano me respondas a lo que te dije en mi primer post y sobre todo QUE PUBLIQUES MAS!(lo siento por haber hecho que te comieras la cabeza :S)

    Empatía, no se si la despiertan mis textos, pero ahora cada vez me da más miedo serlo tanto...lo paso mal, todo me influye

    Yo siempre escribo y después busco la foto o canción...te propongo un reto si te apetece, con la misma foto, cada uno intentamos crear un texto...sería curioso ver si ambas historias tocarían los mismos temas.

    un beso del (no tan) "desconocido"

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